El domingo en el González Laxe (12.00 horas) el derbi coruñés de la OK Liga vuelve a escenificar que entre dos vecinos como el Cerceda y el Liceo el camino de ida y vuelta es más corto que los 25 kilómetros que los separan. Son numerosos los casos de jugadores, incluso miembros del equipo técnico, que han vestido las dos camisetas (David Torres, Toni Pérez, Xavi Malián, Adrián Candamio, Íñigo Artacho, el técnico Juan Copa y el preparador físico Mon Fernández). Y también los que lucharon stick con stick. Es como es el caso de los líderes de los dos equipos: por parte de los rojiblancos, Joan Grasas y Martín Payero; por la de los verdiblancos, Jordi Bargalló y Josep Lamas. Porque hace no tanto tiempo los cuatro compartían vestuario en el Palacio de los Deportes de Riazor. Lo hicieron durante dos temporadas (2008-09 y 2009-10) con un título de Copa CERS que unirá sus nombres para siempre en la historia. De compañeros a rivales, lucirán sus galones para que los suyos salgan vencedores de un partido crucial en los intereses de ambos: la permanencia y el título.

La primera vez que los cuatro coincidieron juntos fue en el curso 2008-09. El Liceo, entrenado por José Querido, estaba defendido por Jaume Llaverola y Adrián Vallina en la portería, Jesús Gende, Joan Grasas, Reinaldo García y Eduard Lamas como defensas y Pablo Álvarez, Josep Lamas, Martín Payero y Jordi Bargalló se encargaban de hacer los goles. El delantero de Sant Sandurní d' Anoia fue el máximo artillero verdiblanco de la temporada con 33 tantos, por los 22 del argentino y los 18 del coruñés, con 8 del catalán. Fue un año exitoso pese a a la ausencia de títulos. El Vic, como también está sucediendo en la actualidad, se convirtió en su peor pesadilla. Le eliminó en semifinales de la Copa del Rey que se disputó en A Coruña, también en la misma ronda de la Liga Europea, aunque el Liceo se cobró revancha en las semifinales del play off de la OK Liga. Se metió en la final, pero el Barcelona la resolvió por la vía rápida (3-0).

Al año siguiente (2009-10) regresó Carlos Gil al banquillo liceísta y con él, el primer título en seis años. Se mantuvo el bloque de jugadores, con las bajas de Lamas y García y las altas de Marc Gual y Ricardo Barreiros. Bargalló se fue hasta los 36 goles (aunque le superó Pablo Álvarez, con 41), 23 firmó Lamas, 12 Payero y 3 Grasas. El Liceo fue segundo en la competición doméstica, a solo cuatro puntos del Barça, con el que mantuvo un pulso hasta el final en la OK Liga. También llegó hasta las semifinales de la Copa del Rey, eliminado por el Vilanova. Su mayor éxito llegó en la Copa CERS con Portugal como talismán. Eliminó a Juventude de Viana, Braga y Oliveirense para plantarse en la final a cuatro disputada en Torres Novas, donde se impuso a Igualada y Blanes para levantar el trofeo.

Ya no volvieron a coincidir sobre la cancha. Jordi Bargalló y Josep Lamas continuaron en el Liceo, pero Joan Grasas se marchó el año siguiente al Blanes, donde estuvo tres temporadas para después regresar a A Coruña, pero para jugar en el Cerceda, con el que cumple su tercer curso. El periplo de Martín Payero fue más accidentado. No contaba para Carlos Gil en la 2010-11 pero seguía con ficha por el Liceo, que frustró su fichaje por el Borbolla, que estaba en Primera División. Después se fue al Órdenes y más tarde, al Cerceda. Por el camino, se nacionalizó por Angola, país al que se va a jugar a principios de cada temporada.

Los cuatro serán el domingo los más veteranos sobre la pista junto a Willy Domínguez. De hecho, el portero también jugó un partido con ellos. O unos segundos. En la temporada 2009, el meta catalán ya militaba en el Cerceda, con el que consiguió el ascenso a la OK Liga. Pero como el equipo todavía era filial liceísta, los jugadores podían estar a disposición de José Querido cuando este los requiriese. Pasó en las semifinales del play off de la OK Liga. Adrián Vallina, segundo portero habitual, estaba disputando el Campeonato de España júnior y el portugués se llevó a Domínguez a Cataluña. En la tanda de penaltis y en el momento más caliente del partido, Jaume Llaverola fue expulsado y a Willy le tocó ponerse bajo palos. Salió, paró la pena máxima a Jordi Carbó y posibilitó que el Liceo recuperase el factor cancha, lo que a la postre fue decisivo para que los verdiblancos alcanzasen la final por el título.