Este fin de semana arranca la temporada para el CPA Maxia con el Campeonato Gallego, primer paso hacia los Campeonatos de España, de Europa y Mundial para los pupilos de Rosa García. Los dos títulos europeos y múltiples medallas nacionales pone muy difícil superar el listón de un 2015 que también trajo para la entrenadora el reconocimiento de mejor técnica del año, un premio a una trayectoria de más de veinte años.

-El 2015 dejó el listón muy alto. ¿Cuáles son los objetivos para esta temporada?

-Vamos a intentar por lo menos igualar lo de 2015 y tenemos mucha materia prima para ello. Hemos subido mucho el nivel. Este fin de semana es el Campeonato Gallego, pero lo duro viene después, en los Campeonatos de España, que nos jugaremos el pase a los Europeos y Aida (Vieites) intentará volver a clasificarse para el Mundial.

-¿Se puede hacer frente desde aquí a Cataluña?

-Por supuesto. Que tiemblen (bromea). Es complicado porque nos cuadriplican en número de fichas y tienen más medios, más de donde sacar. Pero ya les estamos ganando. En este rinconcito de España salen unos grandes talentos.

-¿Cómo está Aida Vieites?

-Está muy bien. Ya tiene la experiencia de dos Mundiales y está muy animada, entrenando como una leona para ir al tercero, para lo que tiene que ser primera o segunda en el Nacional.

-¿Qué lo más gratificante para un entrenador?

-La felicidad de los chicos cuando consiguen lo que quieren. Igual que mi decepción es cuando le salen las cosas mal y están tristes y hundidos. Su felicidad vale todo el sacrificio, las horas de trabajo, el dinero invertido. Esos momentos y esas sensaciones lo sanan todo.

-Pero también le ha tocado se protagonista como mejor entrenadora de 2015. ¿Cómo se sintió?

-No me lo creía. Me hizo una ilusión tremenda después de tantos años que me eligieran mejor entrenadora gallega entre todos los deportes. Es un reconocimiento a veinte años de trabajo.

-¿Es muy sacrificado?

-Son muchas horas todos los días, todas las semanas y los fines de semana. Es una esclavitud total. No tienes ni vacaciones. Pero lo hago porque disfruto de ello y esto pasa una vez en la vida. No sabes cuánto va a durar.

-¿Cuál es la principal virtud para ser buen entrenador?

-Entender a los patinadores tanto deportivamente como en su vida. Tienes que comunicarte con ellos y saber lo que les hace falta. Pasan muchas etapas conmigo, incluso desde los 8 años hasta más allá de los 20. Tienes que ir cambiando con ellos porque cada edad tiene unas necesidades diferentes.

-Tiene fama de exigente.

-Tengo esa fama, de estricta, pero es que lo soy. Pero tiene que ser así. Son niños y si les das manga ancha hacen lo que les da la gana. En la pista soy seria y estricta, pero al salir soy como su segunda madre. Sí soy estricta, pero a la vez me quieren mucho y me respetan.

-Sin pasarse.

-Claro, porque se irían, no me aguantarían. Les exijo dentro de sus posibilidades. No les pido que no tengan vida, solo que en las dos horas que estamos entrenando lo den todo. Pero tampoco van llorando por las esquinas. Lo entienden y trabajan. Los resultados están ahí.

-¿Cuesta que los niños acepten una rutina de esfuerzo?

-Sí, claro, pero si estás metido en un grupo en el que reina eso, ya no lo ven de otra manera. El grupo de competición está separado de los demás. Cuando veo a un niño que tiene cualidades lo paso a él y poco a poco se va adaptando.

-¿Cuáles son esas cualidades?

-Son movimientos innatos. Hay niños que les cuesta y otros que por naturaleza su instinto es patinar.

-¿Llega solo el talento?

-Es una mezcla. Una cosa sin otra no lleva a nada. Es muy complicado porque no es solo saltar, es expresión artística, coreografía, la dificultad, piruetas. Si no tienes cualidades y si no las mezclas con trabajo y esfuerzo, no haces nada.