Si el protocolo o cualquier contratiempo no lo impide, el último viernes de octubre el escenario del teatro Campoamor (Oviedo) dejará una imagen con resonancias mundiales: la de algunos de los mejores jugadores de rugby del mundo realizando la haka, la danza del pueblo maorí que la selección de Nueva Zelanda interpreta en el campo antes de cada partido. La haka ayuda al común de los mortales a identificar a la mejor selección de la historia del rugby, que desde ayer luce en el palmarés de los Premios Princesa de Asturias de los Deportes. Tras varios intentos, la candidatura neozelandesa se aprovechó del viraje del jurado hacia la internacionalización y superó en las últimas votaciones al futbolista Andrés Iniesta, la atleta Ruth Beitia y, finalmente, a Kathrine Switzer, la primera mujer que participó en un maratón.

Abel Antón, presidente del jurado, explicó que la elección se debe a que la selección de Nueva Zelanda se ha convertido "en un icono de este deporte en el mundo, gracias a sus extraordinarios éxitos deportivos logrados a lo largo de los años y por reflejar grandes valores como la solidaridad y la deportividad. La selección de Nueva Zelanda es el combinado nacional más laureado de la historia del rugby".

"El jurado", añade el acta, "también ha valorado el altísimo porcentaje de victorias que la sitúa entre los equipos más exitosos de cualquier deporte. Esta selección, además, está considerada un ejemplo de integración racial y cultural, que ha contribuido a la unidad de neozelandeses de diferente origen, simbolizado en la haka -danza tribal maorí-, vínculo con sus raíces y su patrimonio ancestral".

Si Abel Antón fue el encargado de trasladar el aspecto formal, una de sus compañeras en el jurado, Patricia García, habló con el sentimiento de alguien que ha cumplido un sueño. Porque Patricia García es la mejor jugadora española de rugby, clave en la mejoría de la selección, como prueba el diploma logrado en los Juegos Olímpicos de Río. "Los All Blacks son un ejemplo fantástico de valores en el deporte, al margen por supuesto de sus títulos, de sus resultados deportivos". García conoce de primera mano cómo se vive el rugby en Nueva Zelanda, donde pasó tres meses y medio jugando y entrenando con el Waikato, junto a otras compañeras de la selección. "Aquello es la Meca para nuestro deporte. Es fascinante porque puedes apreciar esos valores que se ven en un campo en la sociedad y en la vida de las personas. Desde la humildad, la deportividad, la solidaridad? Todo esto se vive y se palpa. Son unos recuerdos muy bonitos".

Las palabras de un testigo directo confirman, en esta ocasión sin ningún tipo de duda, los argumentos del jurado para la concesión del premio. La selección de Nueva Zelanda es la mejor del mundo, como lo atestiguan los resultados, y también un espejo de su comunidad, especialmente por la convivencia de jugadores de varias razas. Los neozelandeses son el combinado nacional más laureado de la historia del rugby, al contar en su palmarés con tres títulos (1987, 2011 y 2015) de los ocho mundiales disputados. Es, además, el único equipo que ha repetido el título mundial de forma consecutiva y que tiene el récord de victorias frente al resto de selecciones nacionales. Desde su debut internacional en 1903, sólo Australia, Inglaterra, Francia, Sudáfrica y Gales han derrotado a Nueva Zelanda en partido oficial.

Pero, además, Nueva Zelanda no gana de cualquier manera. Los especialistas destacan su estilo de juego, muy ofensivo y dinámico. Ha sido considerado el Dream Team del rugby y ha contado con algunas de las mayores leyendas de la historia. En especial Jonah Lomu, fallecido en noviembre de 2015 a los 40 años, por una enfermedad renal. En su honor, compañeros y antiguos jugadores de la selección representaron una haka sobre el césped del Eden Park de Auckland, uno de los escenarios de las gestas de Lomu. El teatro Campoamor, un reconocimiento internacional al rugby y a sus mejores intérpretes, puede ser un buen escenario para la celebración.