Un paso. Quedan dos. El Liceo inició el camino hacia su décima Copa del Rey con un triunfo por 3-0 frente al Lloret en los cuartos de final. Los verdiblancos, en un encuentro muy bronco y trabado, no encontraron su ritmo y basaron su triunfo en la defensa y las intervenciones de Xavi Malián. El primer partido de la competición suele costar, a veces es el más difícil porque hay que romper el hielo. Y aunque a los verdiblancos les había tocado teóricamente el rival más débil, su condición de local le dio alas, si bien el meta liceísta impidió cualquier atisbo de sorpresa y los goles de Eduard Lamas, Sergi Miras, de penalti, y Josep Lamas, los tres en la primera parte, sentenciaron el duelo. Así que lo importante era ganar, fuera como fuera, para optar a un partido más. Objetivo cumplido. Mañana (18.45 horas), sube el nivel en las semifinales contra un Igualada que dio la sorpresa al eliminar al Noia, cuarto cabeza de serie. Otro duro escollo para lograr lo que no se han conseguido en 14 años, llegar a la final y ganar el título.

David Torres avisaba en la previa que pese a la aparente fragilidad del Lloret, se trata de un grupo muy peleón y contra el que es difícil jugar, de esos equipos pegajosos, incómodos, que no dan una bola por perdida. Nada lejos de la realidad del encuentro. Aunque prácticamente desde el inicio la ventaja fue coruñesa, nunca hubo sensación de superioridad. Eduard Lamas abrió el marcador pronto, cuando se habían sobrepasado los dos minutos de juego, con un disparo prácticamente desde el centro de la pista que se le coló a Ferrán Serra. Los planes se desbarataron al conjunto que hacía de visitante en su propia cancha. El gol sirvió, en cambio, para que el Liceo adoptara la postura de no correr riesgos innecesarios -pese a la doble azul en el minuto cinco a Marc Grau y David Torres-. Muy cómodo atrás, intentó crecer a partir de una defensa muy ordenada.

Con este esquema el partido avanzaba sin sobresaltos hasta que la siguiente ocasión, ya en el 14, fue para Sergi Miras. El jugador verdiblanco provocó un penalti, lo lanzó y marcó el segundo. Un especialista que recupera el olfato a bola parada, lo que seguramente sea necesario para las siguientes rondas. Xavi Malián era el otro protagonista. Las pocas veces que el Lloret llegaba con peligro, este moría siempre en las guardas del guardameta campeón del mundo, como en el minuto 17, cuando Marc Grau, sin duda el hombre más activo de los de la Costa Brava. Cuando ya se enfilaba el descanso, llegó la sentencia. Josep Lamas recibió una asistencia de David Torres desde detrás de la portería y escorado, desde la izquierda, remató a gol para el 3-0 con el que se dio paso al tiempo para ir a vestuarios.

En toda la segunda parte no se movió el marcador. En parte, por los fallos a bola parada del Liceo, que tuvo dos faltas directas, cuando el Lloret llegó a las diez infracciones y cuando volvió a cumplir el ciclo a las quince, y falló ambas, primero Josep Lamas (minuto 27) y después su hermano pequeño Eduard (ya en el 48). El otro culpable fue Xavi Malián. Sus intervenciones eran periódicas, casi siempre a Marc Grau, impidiendo que el Lloret creyera de verdad en la remontada. También frenó al nueve geronés en una falta directa en la que se movió rapidísimo para tapar los huecos. Cada vez se hacía más evidente que sería el Liceo el que lograría el billete para las semifinales, por más que todavía quedaran diez minutos de juego. Los verdiblancos alargaban sus posesiones. El Lloret se la jugaba con una defensa mixta, tapando el tiro de Marc Coy y con el resto en zona. Nada cambió. El Liceo ganó sin problemas pero sin brillantez. Eficacia por encima de virtuosismo. También vale.