Víctor Fernández quiere seis fichajes más para acabar de equilibrar la plantilla, que planea cerrar con un total de "22 o 23" futbolistas. Eso significa que cuatro o cinco de los jugadores con contrato en vigor deberán buscar una salida, definitiva o en forma de cesión. Media decena sobran, según los cálculos del técnico aragonés, así que el club tendrá que hacer un esfuerzo por aligerar cuanto antes ese excedente. Cinco hombres se reparten casi todas las papeletas para abandonar el Dépor de forma inminente: Cezary Wilk, Juan Carlos Real, Javier Arizmendi, Borja Bastón y Rudy Cachicote, concentrado con la selección de Angola hasta el próximo día 14. Hoy podría debutar ante Etiopía como internacional absoluto en el primero de los dos amistosos previstos. Si no, tendrá otra oportunidad en el del día 13 contra el combinado de Zambia.

Rudy -que ya jugó cedido de enero a junio en Os Belenenses, aunque con escaso protagonismo- inició la pretemporada con ilusiones renovadas tras el cambio de entrenador en el banquillo de Riazor. Volvió muy motivado por intentar convencer a Víctor Fernández y hacerse con un hueco, pero no vestirá de blanquiazul esta temporada debido a la acumulación de futbolistas para las posiciones ofensivas. Cuatro de los seis fichajes son de un marcado carácter atacante -el coruñés Lucas Pérez, Isaac Cuenca, Diogo Salomão y Luis Fariña- y además el club quiere cerrar una o dos incorporaciones para la delantera.

Iván Cavaleiro, joven atacante del Benfica, es uno de los candidatos a apuntalar el ataque. A mayores, el club quiere contratar un nueve puro que garantice los goles necesarios para aspirar a la permanencia con ciertas garantías. Si llegan esos dos delanteros más, otro de los sacrificados podría ser Borja Bastón, un peldaño por debajo de Toché debido a la línea descendente que trazó en su rendimiento la pasada campaña. El madrileño, que el próximo día 25 cumplirá 22 años, necesita minutos para acabar de explotar y podría tener que buscarlos lejos de A Coruña. Toché, en cambio, competirá por tener el protagonismo suficiente para ayudar al Dépor con lo mejor que sabe hacer: goles. Otro de los delanteros del ascenso, el burelés Luis Fernández, intentará aprovechar su cesión en el Lugo para curtirse en Segunda y regresar a A Coruña más hecho y con una mayor experiencia. La Primera División aún le queda grande y tanto él como el club blanquiazul entendieron que lo mejor era hacer un paréntesis de un año en otro equipo. El Lugo se presenta como un destino ideal, tanto por la cercanía como por su estilo futbolístico.

Diferente es el caso de Javier Arizmendi, con una larga trayectoria a sus espaldas pero cuya alta ficha dificulta su salida. La lenta recuperación del síndrome piramidal que sufrió a comienzos de la pasada campaña le impidió tener un papel protagonista en el camino de retorno hacia Primera. Está recuperado y trabaja con el grupo como uno más, pero sin la certeza de que jugará en el Dépor este año. Para su salida el gran handicap es su alto salario, inasumible por los clubes en los que podría encajar. Más facilidades para hacer las maletas tendrá el canterano Juan Carlos Real, con calidad para marcar diferencias en algún equipo de Segunda con aspiraciones. El coruñés no pierde la esperanza de jugar esta temporada con el Deportivo en Primera División, aunque lo más probable es que salga cedido. Sería su segunda experiencia a préstamo en otro club, después de la que tuvo en Huesca en el curso 2012-13.

Sobran futbolistas de tres cuartos de campo hacia adelante, pero también algún mediocentro. Tres tienen plaza fija en la plantilla definitiva -Juan Domínguez, Álex Bergantiños y el recién incorporado José Rodríguez- y el club trabaja en la contratación de uno o dos pivotes más. El argentino Bruno Zuculini, del Manchester City, es la primera opción que maneja la secretaría técnica para mejorar el potencial en esa demarcación tan clave. Su llegada, y probablemente la de otro mediocentro más posicional, desplazaría a Wilk hasta el punto de no tener sitio entre los 22 o 23 elegidos de Víctor Fernández. Las lesiones del polaco le impidieron participar todo lo que le hubiera gustado la pasada campaña, pero en los partidos que disputó mostró un gran despliegue físico y relativa facilidad para iniciar las transiciones ofensivas sin complicarse demasiado con el balón en los pies.