El Leganés de Segunda División es el destino elegido para que Pablo Insua juegue esta temporada en calidad de cedido. El central, a punto de cumplir 22 años, busca recuperar la confianza perdida durante la campaña pasada y disfrutar de minutos y regularidad con los que volver a su mejor versión, la que mostró hace un par de ejercicios. El conjunto pepinero volvió a la categoría de plata del fútbol español en la 2014-15 tras diez años en Segunda B y su retorno se produjo de manera sobresaliente, finalizando en la décima plaza a cinco puntos de la promoción de ascenso. Ahora busca asentarse y para ello apuesta por el arzuano como uno de los pilares para su defensa dentro de una plantilla muy renovada.

De este modo se abre una nueva etapa para Insua, uno de los canteranos más prometedores de los que han salido en los últimos años de Abegondo, y que debutó en Primera División en la temporada 2012-13, cuando disputó once minutos ante el Athletic de Bilbao en San Mamés con solo 19 años. En ese momento era uno de los referentes del Fabril, que llegó a rozar el ascenso a Segunda B pero cayó ante El Palo.

Esa misma campaña fue titular en dos choques en la máxima categoría, en el Vicente Calderón y en el Camp Nou, y disputó los noventa minutos en los dos partidos, que acabaron con clara derrota deportivista. Fue un paso adelante en su carrera después de haberse proclamado campeón de Europa el verano anterior con la selección sub 19, siendo uno de los pilares en el centro de la defensa.

La temporada siguiente, en Segunda División, fue la de su consagración y partió en el once inicial en 39 de los 42 encuentros, completando todos a excepción de uno. A las órdenes de Fernando Vázquez se vio la mejor versión del zaguero, que se ganó un puesto en el centro de la zaga junto a Carlos Marchena desde el inicio del campeonato y mantuvo su lugar como titular a pesar de la llegada de Alberto Lopo en el mercado invernal.

Con veinte años, mostró una sobriedad y una regularidad inusuales para un jugador de su edad, que aprovechó la ventaja de formar en el centro de la zaga junto a dos veteranos de gran nivel que ayudaron a su crecimiento. En 3.464 minutos sobre el terreno de juego anotó tres goles y dos de ellos sirvieron para dar el triunfo al Deportivo (en Las Palmas en la primera jornada y en Huelva). El otro fue frente al Lugo en el Anxo Carro en un duelo que terminó con empate a dos.

El aspecto más negativo llegó con las tarjetas amarillas, recibió trece, aunque nunca fue expulsado en un curso en el que se erigió en uno de los pilares para el regreso a Primera. Su brillante temporada le llevó a ser premiado como Mejor Defensa de la Liga Adelante y a situarlo en las agendas de diversos secretarios técnicos, abriendo la posibilidad de ingresar una cifra sustanciosa a cambio de un futuro traspaso.

Momento de pasar el corte

Con el retorno a la máxima categoría la campaña pasada, se esperaba que Insua fuese un fijo en el eje central de la defensa del Deportivo y continuase de esta manera con su evolución, asentándose como un futbolista de Primera, un corte difícil de superar. Así se alumbró en las dos primeras jornadas, pero luego fue perdiendo protagonismo poco a poco. Primero por problemas en un tobillo y después por la falta de confianza de Víctor Fernández. El técnico maño no consiguió sacar lo mejor del arzuano, que llegó a ser convocado por la selección española sub 21 aunque sus actuaciones distaban de ser las mismas del jugador serio y resolutivo que se había visto en Segunda, y terminó acusándolo de estar por encima de su peso ideal y de faltarle musculatura, algo que el coruñés meses después calificó como "excusa".

Así, Insua terminó por desaparecer del once titular y en la segunda mitad de la temporada solo regresó con cuentagotas y debido a las ausencias de compañeros por lesión o sanción. La campaña concluyó tras haber participado en 17 partidos, 14 como titular, y disputar 1225 minutos en la elite, pero lejos de ser el joven que encandiló a la afición con sus actuaciones en Segunda.

Este verano, con el retorno de Sidnei, las llegadas de Alejandro Arribas y de Fernando Navarro, y la continuidad de Lopo, se presentó de nuevo un panorama oscuro para Insua, que vuelve a la categoría en la que despuntó para gozar de minutos y recuperar la confianza que le llevó a situarse como uno de los defensas españoles con más proyección de futuro. Este es también el objetivo del club, que sabe que se trata de un jugador todavía muy joven y con tiempo para asentarse en la elite.