Ayer se vio a un Deportivo muy superior al rival que tenía enfrente y hacía mucho tiempo que no teníamos esa sensación en un encuentro en Primera División fuera de casa. En la pasada jornada en Valencia se intuyó y ayer en Vallecas se confirmó. Defensivamente, el equipo hizo un buen trabajo colectivo, interpretando bien, con un Deportivo diferenciando bien cuando quería defender arriba con los hombres suficientes o detrás con muchos jugadores por detrás del balón, tapando los caminos de la pelota hacia la portería de Germán Lux. Ahí el Rayo Vallecano tuvo muchos problemas. En el plano ofensivo jugó con transiciones muy rápidas, muy verticales, con la pareja Luis Alberto-Lucas que, para el tiempo que llevan juntos, está mostrando mucha química y complementariedad. Esto convirtió al Deportivo en un equipo con argumentos sólidos entre los que destacaron el ser compacto en defensa y coherente con lo que hace en cada momento, sabiendo lo que quiere. A nivel ofensivo, tuvo recursos para hacer daño con hombres de talento y velocidad. Todavía va poco de Liga, tres jornadas, pero todo indica que puede ser el comienzo de un año que hace tiempo que se merecía el deportivismo, un año como mínimo de tranquilidad.