Todavía bajo los efectos de la inyección anímica que supuso el empate del sábado en el Camp Nou, el Deportivo retoma la Copa del Rey con el partido de vuelta de dieciseisavos de final ante el Llagostera. No le ha dado tiempo siquiera a los deportivistas saborear la igualada ante el Barcelona y esta tarde deberá dejar resuelta la primera eliminatoria de un torneo en el que según el técnico blanquiazul hay depositadas muchas ilusiones.

Suya será la tarea de evitar que la confianza se adueñe del equipo ante lo que representa un compromiso a priori menos exigente si se compara con el del Camp Nou y de los jugadores convencerle que el espíritu competitivo se mantiene intacto sea cual sea la situación.

El turno volverá a ser para los menos habituales, aquellos jugadores que han aparecido poco en las alineaciones y en las convocatorias esta temporada, pero también para los que vienen de periodos más o menos prolongados de inactividad debido a lesiones. Así, es probable que Luis Alberto vuelva a jugar de inicio después de reaparecer ante el Barcelona con unos minutos en la segunda mitad. De que el gaditano recupere el nivel de forma que mostró antes de marcharse a Liverpool para tratarse de sus problemas en la ingle dependerá que Víctor vuelva a disponer de aquel jugador imaginativo que asombró por su rendimiento en el primer tramo de la temporada. También tendrá un papel reservado Cartabia, que no acaba de hacerse un lugar en los planes del técnico después de alternar titularidades, banquillo y problemas físicos repentinos.

Pero por encima de todos ellos habrá otra oportunidad para ver a Cardoso. Su irrupción en el partido de ida sorprendió tratándose de un jugador inédito desde el arranque del curso y cuya presencia en la plantilla estaba fijada contractualmente, sin que se adivinaran sus méritos. Su actuación en Llagostera, sin embargo, quedó superada el sábado por el partido que hizo en el Camp Nou.

Esta tarde será el aliciente de un partido que de entrada carece de mucha historia. El Deportivo parte con ventaja y será el conjunto catalán el que se vea en la obligación de intentar dar la campanada, pero ni siquiera su técnico confía demasiado en la hazaña.

El Deportivo buscará los octavos de una competición con la que busca reconciliarse después de varias temporadas sin prestarle demasiada atención y pensar en recuperar el idilio que mantuvo en un pasado ya lejano.