Trágica mañana en Riazor por las secuelas de un vendaval de injusticias que lo asoló todo y acabó quitándole al Dépor de los fuciños una victoria que durante muchos minutos tuvo en su mano. Difícil de explicar un desenlace tan cruel para el equipo coruñés, que no hizo tanto como el Sevilla para ganar, pero que pudo cerrar el partido a un cuarto de hora del final con el claro penalti de Mercado sobre Andone no señalado por Mateu Lahoz. Fueron los únicos, él y sus asistentes, los que no lo vieron. Habría sido el 3-1, un resultado seguramente insalvable hasta para el conjunto hispalense. Otro error arbitral que penaliza, como el de Estrada Fernández ante el Athletic al no dar validez a un gol legal de Andone o, más reciente, el de Undiano Mallenco en Granada anulando otro tanto perfectamente válido de Babel. Tres ejemplos de puntos que le han birlado al Dépor, y ya van unos cuantos.

No fue el único lunar en la actuación de Mateu, que además de tragarse el derribo sobre Andone también perdonó la roja a Vietto por su empujón a Arribas y concedió el último gol, el definitivo 2-3, pese a la dudosa posición de Mercado. Duelen tantos fallos arbitrales siempre en contra, aunque al Deportivo también le castigaron sus propios errores. El más grave fue echarse atrás de manera tan descarada con el marcador a favor, sobre todo en la segunda parte. Renunció al balón para dedicarse a defender por acumulación y el Sevilla tuvo la paciencia suficiente para acabar dándole la vuelta al encuentro con dos tantos en los últimos cinco minutos.

Errores propios, como los de Garitano en los cambios. Mantuvo a Babel todo el encuentro cuando menos oxígeno quedaba y optó por sentar a Juanfran para situar a Arribas como improvisado lateral derecho. Toda una invitación al uno contra uno para Vitolo, a quien tuvo que recurrir Sampaoli tras el descanso en busca de la remontada.

Hasta entonces el encuentro transitaba por un sendero bastante despejado para el Deportivo, que en los primeros 45 minutos supo maniatar a un rival tan bien dotado como el Sevilla. Le ayudó el tempranero gol de Babel, titular por primera vez en Riazor. Mezcló bastante bien con Andone y demostró mucha calidad para combinar y también en el remate. Un minutito tardó en cabecear a gol un buen servicio de Juanfran desde la derecha. El 1-0 le dio confianza al Dépor. La justa para mantener la presión alta y no renunciar a seguir buscando la portería contraria. Atacó más el Sevilla, pero sin generar ocasiones verdaderamente claras. No le importó a los de Gaizka que el rival tuviera más el balón porque no acabó de sentirse cómodo atacando con esos dos carrileros largos: Mariano y Escudero. Partido perfectamente controlado para el Deportivo.

Daba por bueno el 1-0 al descanso pero se encontró antes del intermedio con otro gol, el golazo de Andone. Preciso y veloz en los regates, el rumano dribló a tres defensores antes de batir con maestría a Sergio Rico (m.42). Un guión perfecto, estropeado de golpe solo dos minutos después por una de esas desconexiones defensivas que, de vez en cuando, sufre el Dépor. Un error en las vigilancias, unido a cierta dosis de pasividad colectiva, permitió el remate franco de N'Zonzi para recortar distancias.

Se le iba a hacer larga la segunda mitad al equipo coruñés. Y más tal y como la encaró, atrincherado en su propio campo y con el balonazo arriba como único recurso ofensivo. Ni rastro de fútbol combinativo para tratar de defender con el balón. Incapaz de dar más de tres pases seguidos, el Dépor entregó la pelota al Sevilla y se limitó a acumular gente atrás, defendiendo cada vez más cerca de su propia portería. Error grave cuando enfrente está un rival tan poderoso de tres cuartos de campo en adelante. Vitolo y Escudero fueron los primeros en buscar el empate con sendos remates que se marcharon por encima del larguero. El Dépor concedió muchos saques de esquina y faltas cerca del área. Demasiadas oportunidades ante un adversario especialmente dotado para el juego aéreo. Tal y como pintaba el encuentro, el 2-2 era solo cuestión de tiempo.

Sin embargo, cuando más sufría el Deportivo llegó la acción clave del partido, a falta de un cuarto de hora para el final. Pase por dentro de Mosquera hacia la carrera de Andone, que se coló en el área y acabó pateando al suelo en vez de al balón por culpa del empujón de Mercado. Mateu Lahoz hizo la vista gorda y no señaló penalti, como tampoco después enseñó la roja a Vietto por una agresión sin balón sobre Arribas. El Dépor sufría, extenuado de tanto correr detrás de la pelota, pero mantenía el 2-1. Colgado del larguero, achicaba balones como buenamente podía para contener los continuos arreones sevillistas. Hasta que murió, casi en la orilla. Le sobraron cinco minutos, los de la remontada visitante con tantos de Vitolo (m.87) y Mercado (m.92).