Dos horas de cola. Cinco minutos para disfrutar de los techos de la Capilla Sixtina antes de que, cortésmente, unos agentes te inviten a salir para dejar paso al siguiente grupo. Algo parecido va a ocurrir en la catedral de Santiago durante el próximo año, celebración del Xacobeo, si el Arzobispado se muestra de acuerdo con el plan elaborado por el Concello y que ayer trasladó el conselleiro de Cultura, Roberto Varela, a Julián Barrio, para controlar la seguridad de los accesos. Durante el mes de máxima afluencia de peregrinos en Año Santo, julio, las colas de los que pretenden acceder a la basílica compostelana por la Porta Santa y asegurarse así el perdón de sus pecados son largas.

En esas circunstancias algunas personas tienden a olvidar que las filas implican un orden, como reconocen desde el propio Arzobispado. Para que eso no ocurra, existirá un plan de "vigilancia y seguridad de la catedral y espacios adyacentes" que implicará la existencia de personal especializado dedicado a ordenar el flujo de este tráfico, y no sólo en el interior de la catedral, sino también en las plazas que la rodean y en donde se permanecen las extensas hileras de visitantes.

"Se trata de garantizar el orden y la seguridad a los peregrinos y no engloba el flujo del resto de los que paseen por las plazas", aclaran desde la Consellería de Cultura. "El objetivo es que el mayor número de personas pueda disfrutar con la máxima seguridad y evitar las aglomeraciones de acceso y dentro de la catedral". Para ello, se "orientará y conducirá la circulación". En todo caso, insisten, "es una cuestión de organización y no de marcar aforo".

El personal también se encargará de ordenar las salidas de la basílica y de "ayudar" a los que esperan "por si necesitan algo", informan desde el Arzobispado, porque, alegan, "hay gente que se desmaya por el calor". Falta por determinar qué personal se encargará de estas funciones. Lo que sí parece ha quedado claro es que los peregrinos entrarán, pero las mochilas, no. Para ello se habilitarán dos espacios, uno cedido por el Concello de Santiago, y otro por el Arzobispado (en este caso, San Martiño Pinario) donde deberán depositarse las mochilas antes de ingresar en el templo. "De otro modo", alegan desde el Arzobispado, "la catedral se convierte en una consigna de mochilas". Cultura y Arzobispado también abordaron la posibilidad de aumentar el número de misas diarias (hasta seis) y las sesiones de botafumeiro para satisfacer la demanda prevista.