Ni las plagas ni el cambio climático seguirán siendo una amenaza para el futuro de los castaños gallegos. La clave para preservar uno de los árboles más emblemáticos de la comunidad está en los laboratorios, donde un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha conseguido desarrollar la tecnología necesaria para conservar inalterable y por tiempo indefinido material genético extraído de los mejores ejemplares de castaño de la comunidad.

El secreto de la eterna juventud, al menos en el caso de este árbol, se llama crioconservación, una técnica segura y mucho menos costosa que otros métodos de laboratorio utilizados hasta la fecha para preservar material genético de gran valía. La responsable del descubrimiento es Lorena Jorquera Martínez, una investigadora chilena que durante su estancia en el Instituto de Investigaciones Agrobiológicas de Galicia (IIAG) dedicó su tesis doctoral a desarrollar métodos para conservar a bajas temperaturas embriones y brotes de castaño seleccionados previamente.

Aunque se trata de un proceso complejo y muy sofisticado, el resultado es que el material se congela almacenándolo en nitrógeno líquido a -196º. El método, como explica Conchi Sánchez, codirectora de la tesis y miembro del Grupo de Investigación de Biotecnología Forestal del IIAG, garantiza no sólo la preservación de especies "valiosas" bien por su resistencia a determinadas enfermedades o bien por sus características morfológicas, sino que además, añade, ahorra "tiempo, trabajo y dinero" ya que, a diferencia de técnicas como la conservación in vitro, las muestras no necesitan de una atención constante ni corren el riesgo de "morir". "Permite conservar material valioso en un espacio reducido, con un mantenimiento mínimo y a salvo de las condiciones adversas del exterior hasta que se necesite para obtener nuevos ejemplares", explica Sánchez.

Es, precisamente, la posibilidad de disponer por tiempo indefinido de un "banco de material genético" de los mejores castaños de Galicia lo que convierte esta técnica en clave para la conservación de una de las especies más abundantes y a la vez más amenazadas del bosque gallego. Y es que en las últimas décadas la proliferación de plagas y diferentes enfermedades unida al abandono progresivo del medio rural han puesto en serio peligro la supervivencia del castaño, cuya población se ha visto seriamente diezmada en los últimos tiempos.

Enfermedades como la tinta o el llamado chancro han llevado a la comunidad científica gallega a centrar sus esfuerzos en la búsqueda, de forma natural o en el laboratorio, de ejemplares fuertes y resistentes a este tipo de amenazas externas. Y ahora que lo han conseguido, la crioconservación permitirá preservar su huella para siempre.

La tecnología desarrollada por el IIAG evitará también que se pierdan algunas de las variedades características y de mejor calidad de castaños del país, al hacer factible crear un banco genético "de élite" que garantice la pervivencia de la especie a través de clones.

Los investigadores gallegos, además, han conseguido completar con éxito el proceso de descongelación de las muestras, que no sufren ninguna alteración genética mientras permanecen almacenadas en nitrógeno líquido. En las pruebas de laboratorio, el equipo logró obtener pequeñas plantas de castaño a partir de embriones que habían sido descongelados previamente sin que se detectaran diferencias morfológicas, físicas o genéticas entre el material que había sido sometido a la crioconservación y las plantas de las que se habían sacado las muestras.

Tras el éxito de estos ensayos, las aplicaciones prácticas de la crioconservación no han pasado desapercibidas y desde hace meses la empresa Tragsa utiliza la tecnología desarrollada por el IIAG para preservar 205 clones de castaño seleccionados de diferentes partes de Galicia. Un gran paso adelante para garantizar que la huella genética de los bosques gallegos permanezca inalterable.