Un centenar de militares de la Brilat distribuidos en 23 patrullas recorren desde ayer y hasta el 30 de septiembre los montes de Galicia para vigilar y disuadir a posibles pirómanos. Su método de trabajo consiste en caminar con los ojos bien abiertos para detectar cualquier posible conato o persona sospechosa e informar inmediatamente a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para que actúen de inmediato ya que su labor no es hacer frente al fuego, únicamente que sus propias vidas corran peligro.

Patrullan equipados con prismáticos, planos de la zona y sus armas de fuego habituales. No obstante, sus principales herramientas son sus piernas teniendo en cuenta que deben andar una importante cantidad de kilómetros diarios. De hecho, en 2009 el millar de militares participantes patrullaron cerca de 425.000 kilómetros.

En el municipio pontevedrés de Ponteareas trabajó ayer una patrulla dirigida por la jefe de servicio, la sargento Silvia Álvarez. Los militares a su cargo se distribuyeron buscando los puntos de mayor visibilidad del mirador para avistar hacia las zonas arbóreas de alrededores y comprobar que todo estaba en calma. Actúan por turnos que se establecen en función del criterio del jefe de servicio.

En total, sólo en la provincia de Pontevedra actúan seis patrullas, una más que en la de A Coruña; en Ourense ocho, el doble que en Lugo, donde son cuatro. Sin embargo, sus zonas de actuación no son rutinarias de modo que los posibles pirómanos no tengan modo de cotrolar su itinerario de trabajo. Este despliegue denominado operación Centinela Gallego es la continuidad del convenio firmado entre la Xunta de Galicia y el Ministerio de Defensa que busca reforzar la lucha contra los incendios forestales teniendo en cuenta que las abundantes lluvias del invierno sumadas al calor de los últimos días se han convierten en un punto débil para la vegetación. Dependiendo de la gravedad de la situación existen tres niveles de actuación: medio, alto y muy alto.

En estos momentos, se desarrolla el primero de ellos, el segundo requeriría la actuación de 50 patrullas y el más grave desplegaría a 75 patrullas. Además, de la vigilancia ocular de los militares el convenio incluye también medios aéreos si el nivel de gravedad se eleva, pudiendo llegar a prestar servicio hasta dos helicópteros.

El origen de la operación Centinela Gallego se remonta a los meses de julio y agosto de 2006 con la ola de incendios que afectó a los montes gallegos y que requirió el despliegue de efectivos militares en la denominada operación Bruxa.