De momento son 78.858 metros cuadrados, pero en cuanto entren en funcionamiento el edificio de Servizos Centrais, el Museo de Galicia y la zona urbanizada que llevarán consigo, mantener pulcra la Cidade da Cultura significará enfrentarse a casi 112.000 metros cuadrados de superficie horizontal, aunque no todos necesitarán mopa.

El hecho de que Peter Eisenman buscara su inspiración en las galerías de la zona de A Marina de A Coruña supone un plus de 14.195 metros cuadrados de cristales, que cuentan con la dificultad añadida de la verticalidad y que no quedan precisamente a la altura de la mano.

Mantener la higiene del Gaiás, con sus 200 inodoros y 80 urinarios incluidos, no resultará fácil, ni tampoco gratis. La Fundación acaba de publicar el anuncio para licitar el servicio de limpieza del complejo, para lo que cuenta con un presupuesto de 298.304 euros para un año, aunque el contrato es prorrogable otro.

De momento, son diez personas las que se encargan de lavar la cara del macrocomplejo, pero en sus pliegos de condiciones la Xunta no especifica cuántos deben integrar el equipo que empezará ya a trabajar el 17 de agosto. Solo que la adjudicataria deberá subrogar, según el convenio del sector, los contratos que así lo requieran.

Lo que sí detalla la Fundación son las tareas que esperan a los empleados de la empresa adjudicataria, la partida de 12.000 euros destinada al suministro de material higiénico para los aseos o el hecho de que para la licitación se tendrá en cuenta en los baremos que la compañía "utilice productos con etiqueta ecológica europea" o equivalente en cuanto a la presencia de compuestos químicos nocivos para el medio ambiente en la formulación del producto.

Por especificar, en los pliegos de prescripciones técnicas se explica incluso el tipo de papel que deberán llevar los dispensadores de papel: deberá ser tissue tipo Z de doble capa, una característica esta última que también se hace extensible al papel higiénico. Además, la compañía deberá aportar 110 cepillos para la limpieza de inodoros, medio centenar de contenedores higiénicos para los aseos femeninos -que deberán ser repuestos con una periodicidad quincenal-, jabón líquido neutro o los aros de papel para asientos de inodoros para colocar en los dispensadores ya instalados.

Aunque la superficie del complejo asusta, de momento la limpieza de las vidrieras -que requiere de especialistas y andamiaje- no tendrá una periodicidad fija porque el Gaiás sigue siendo zona de obras. Lo que sí tendrán que hacer a diario los que asuman el contrato serán las tareas de barrido y fregado de los suelos y escaleras del interior de los edificios, así como de los ascensores, la limpieza de los aseos con productos desinfectantes y la reposición del material higiénico y la eliminación del polvo en pasamanos y mobiliario, además de la retirada de la basura. De hecho, predicando de nuevo con el ejemplo, la Fundación obliga a la adjudicataria a realizar la recogida selectiva. Y no solo de residuos orgánicos, papel y envases plásticos o de lata, sino también de pilas, compactos, DVD, consumibles informáticos e incluso pallets de madera.

Una vez a la semana los equipos tendrán que limpiar ordenadores, teclados, monitores e impresoras, puertas de acceso y cristales interiores. Eso sí, al personal tendrá vedado el uso del material de oficina y el teléfono. Cada seis meses toca limpieza general y los turnos de mañana se limitarán a zonas de los edificios donde no haya actividad.