El decreto 243/2008 de 16 de octubre por el que se desarrolla la Ley 4/2007 de 20 de abril de coordinación de policías locales en Galicia estima como cifra recomendable 1,8 miembros de cada cuerpo de la Policía Local por cada 1.000 habitantes. Sin embargo, este número de efectivos no se cumple en ninguno de los 131 concellos gallegos que cuentan con este colectivo de fuerzas de seguridad. La falta de financiación derivada de la crisis económica no solo impide alcanzar esas aconsejables cifras de personal, también limita la renovación de las estructuras policiales en estos ayuntamientos al disponer de plazas vacantes sin cubrir -hasta 173 entre las 2.702 que hay en Galicia- y además provoca, como admiten los propios agentes e inspectores locales, una "merma en el servicio prestado".

"No damos para más y eso se debe, fundamentalmente, a que no hay dinero", admite categórico Manuel González, jefe de la Policía Local de Noia y presidente de la Asociación de Xefes e Mandos das Policías Locais (Axempol). Noia, de hecho, es uno de los municipios de la provincia de A Coruña en el que el déficit de plazas supera el 20% de toda la plantilla. "No podemos ofrecer el servicio de calidad que demanda el ciudadano porque la escasez de agentes es alarmante, no solo en Noia, sino en muchísimos concellos de Galicia", sentencia el inspector González.

El censo del municipio de Noia recoge 14.947 habitantes en 2010, lo que demandaría, según establece el decreto para la coordinación de las estructuras del cuerpo de la Policía Local, la presencia de 26,9 agentes. Sin embargo, la plantilla está integrada por 13 policías, entre los que se incluye personal que realiza segunda actividad (tareas de oficina) y el 21% de ese plantel sin cubrir, por lo que en frecuentes ocasiones solo ha habido dos o tres agentes patrullando en las calles.

Un municipio cercano al de Noia y bien comunicado con un núcleo urbano como Santiago es Muros. Allí, donde están censados 9.704 vecinos, el personal de la Policía Local es todavía más escaso: hay 8 agentes -por ley debería haber 17,4-, cinco de primera actividad y tres de segunda, incluidas prejubilaciones. "La merma de la calidad se nota. Se han tenido que adecuar los horarios a los medios humanos disponibles. Algunos servicios se han reducido, como el nocturno durante este verano, y ha sido imposible que se pudiera patrullar durante las veinticuatro horas", explican desde la Policía Local de Muros. "Por suerte", añaden las mismas fuentes, "los índices de delincuencia son bajos y la Local ha podido contar con el apoyo del cuerpo de la Guardia Civil".

Próximos a la ciudad de A Coruña, Cambre y Culleredo también presentan un déficit de plazas superior al 20% de sus plantillas. En Culleredo hay dos inspectores, cinco oficiales y el resto son agentes, dos de ellos de baja, lo que alcanza una cifra total de 24 policías locales en un concello con 28.737 residentes; hay seis plazas vacantes, que se prevé que serán ocupadas, aunque con fecha por determinar, informa una fuente de este cuerpo.

En Cambre son cuatro los puestos de policía local sin cubrir en una plantilla de 24 personas, de las cuales en la actualidad trabajan 16 debido a bajas temporales y excedencias. "No se anulan servicios, pero algunos son precarios", explica un portavoz policial. "Estamos justitos y trampeamos la situación como podemos para que se cubran los servicios de seguridad: aumentando el número de horas de trabajo y librando menos días". La misma fuente recuerda que en 2001, hace diez años, existía en Cambre, concello con 23.621 personas censadas, el mismo número de policías locales que ahora, cuando antes "el volumen de trabajo no era tan elevado" como actualmente.

Manuel González, presidente de Axempol, admite que estas reducciones que presentan las plantillas de policías locales obligan a duplicar esfuerzos laborales, aunque "sin masacrar al personal". Añade que la ausencia de efectivos se nota especialmente en situaciones puntuales, como en la celebración de fiestas populares o eventos que congregan a un número alto de asistentes, y que los vecinos, de manera particular o por medio de asociaciones, tienden a reclamar eficiencia en los servicios de seguridad: "El ciudadano se queja, aunque no de manera abrumadora, pero cuando los golfos roban las carteras o un mismo comercio es asaltado dos veces en poco tiempo, es cuando se pide la eficiencia de la Policía Local".