Las carreteras gallegas se encuentran entre las de mayor coste por accidente de la red viaria nacional. Un estudio del Real Automóvil Club de Cataluña (RACC) acaba de poner precio a esos siniestros y al importe que suponen para las arcas del Estado. Es decir, lo que cuesta sufragar los gastos provocados por esos percances (policía, bomberos, ambulancias, médicos, hospitales, rehabilitación de las lesiones, materiales?).

En Galicia existen un total de 14 tramos con un alto coste de accidentalidad. Son zonas en las que se produce una elevada tasa de accidentes y en las que, además, el coste para el Estado es muy elevado.

De los 14, ocho están en la provincia de A Coruña, cinco en la de Pontevedra y uno en la de Lugo. Además, de los 14, tres están entre los 25 mayores puntos negros de España. Solo Andalucía, con 21 trayectos, y la Comunidad Valenciana, con 18, superan a Galicia en el ranking nacional. El tramo gallego con mayor coste por accidentes, según el estudio, corresponde a los 2,1 kilómetros que hay a la salida de la ciudad de A Coruña, entre el centro comercial Carrefour y el puente Pasaje. El coste social por kilómetro en esta zona asciende a 347.619 euros. La media de muertos y heridos graves al año es de 3,3.

El segundo lugar se sitúa en la P0-10, en Pontevedra, entre el enlace con la AP-9 y el enlace de O Pino (N-550). Este tramo, de solo 1,6 kilómetros, tiene un coste por accidente y kilómetro de 337.000 euros. Cierra este podio de puntos negros el tramo de la N-550 entre A Escravitude y Carracedo, en la zona de Padrón. Aquí el coste de cada accidente por kilómetro es de 329.000 euros. Es una zona de 14,8 kilómetros en los que se produce una media de 9,7 muertos y heridos graves de media.

En Galicia hay siete carreteras con, al menos, un tramo con un coste social de accidentes de más de 200.000 euros por kilómetro, casi el triple de la media nacional, y la N-550, con cinco tramos, es la más siniestra. Además del tramo entre A Escravitude y Carracedo, esta vía también cuenta con otras cuatro zonas con alta tasa de costes por accidente: en Sigueiro (280.337 euros); entre el cruce con la C-542 en Betanzos y Ordes (257.069 euros); entre Altamira y el cruce con la C-542 a Betanzos (221.000 euros) y entre Ordes y Sigüeiro (207.917 euros).

El estudio del RACC ha analizado 1.350 tramos de la red viaria nacional, de 25.835 kilómetros, por los que circula un 52% del tránsito y en los que en tres años se han producido 3.342 muertos y heridos en accidentes. El coste social de un accidente lo han calculado basándose en 1,4 millones de euros por cada muerto y 219.000 euros por cada herido, sin tener en cuenta los costes emocionales, y se ha comparado con la inversión en mantenimiento de cada tramo donde se producen estas víctimas. El informe defiende que la inversión en mantenimiento y mejora de las condiciones de varios puntos de la red de carreteras del estado puede llegar a suponer un ahorro en algunos tramos. El estudio asegura que si se doblara la inversión para mantener las vías se podrían reducir hasta en un 20 % los accidentes de tráfico.

El RACC denuncia que el presupuesto de mantenimiento de carreteras del Ministerio de Fomento se ha reducido en un 38% desde el 2009, hasta situarse este año en 31.662 euros por kilómetro, casi la mitad del coste social que tiene la accidentalidad en esta misma red, que es de una media de 64.182 euros por kilómetro.

El RACC concluye con la recomendación de que se dé prioridad a la inversión en los tramos de carretera en los que, con una inversión relativamente pequeña, se puede producir un mayor ahorro en vidas humanas, en número de heridos graves y, de este modo, en gasto económico que suponen los accidentes.

Por último, señala que, con mejoras y soluciones "sencillas", como mejorar la delineación, ampliar los carriles o construir una glorieta, en los tramos de carreteras donde el gasto por siniestralidad supera porcentualmente al de la inversión en mantenimiento se puede lograr un alto grado de eficiencia frente a otras mejoras en tramos con una relación mayor de inversión frente al gasto por accidentes.

El trabajo del RACC es la primera publicación en España de un mapa de costes de la accidentalidad aplicando criterios de coste-beneficio, los mismos que tienen en cuenta países como Alemania para priorizar las inversiones en carreteras.