La caída del negocio postal debido a la crisis, la mayor implantación del correo electrónico y la necesidad de ajustar el presupuesto a la baja están provocando que Correos, la mayor empresa y empleadora del sector público de España, esté reduciendo su plantilla en los últimos años.

La compañía, según destacan todos los sindicatos, no realiza despidos, sino que no cubre las vacantes por jubilaciones o concursos ni las bajas por enfermedad, y además traslada a los funcionarios de Correos a otros ministerios.

Como consecuencia, la plantilla en Galicia ha disminuido en más de 400 personas en los últimos dos años. Ha pasado de 4.000 a 3.600. "Es una estimación, seguro que el recorte es mayor, porque la dirección o no da los datos o los da parciales", se queja Antonio Manso, coordinador en UGT A Coruña de la sección de Correos.

El impacto en el ámbito rural de esta política restrictiva puede ser incluso mayor al depender alrededor de 580 puestos de trabajo vacantes en Galicia de la decisión que adopte la Dirección de Zona respecto a su cobertura

"Este año, hasta ahora, ya llevamos más de 200 bajas, por lo que el número será aún mayor cuando acabe el año", reconoce Miguel Ramudo, secretario de organización de CIG Correos. "Con estas bajas se quedan sin cubrir las necesidades básicas para el desempeño eficiente y normal del servicio postal", confirma Ramudo.

Los representantes de los trabajadores insisten en que "aún no se han producido despidos ni ERE". "La empresa lo denomina dimensionamiento en todas las oficinas y lo hacen para reducir al máximo los gastos de personal", apunta Miguel Fraga, secretario provincial de la sección sindical de CCOO en A Coruña. Fraga explica que "actualmente la contratación llega al mínimo imprescindible o un poco más. En general, no se cubren las ausencias de los empleados por los permisos legales que se les conceden o incluso por vacaciones".

Ramudo denuncia que "este pasado verano, como media, de cada tres trabajadores de Correos que gozaban de las vacaciones tan solo se sustituyó a uno de ellos". Las consecuencias fueron "las chapuzas organizativas a las que se vieron obligados a recurrir algunos jefes de unidades a los que no les autorizaron la contratación que necesitaban, haciéndoles rotar a los trabajadores por zonas y barrios que desconocían, además de tener que llevar sus zonas, lo que les resultaba imposible hacer el reparto completo". Según el representante de la CIG, durante el verano hubo zonas, sobre todo del rural, que estuvieron sin el reparto de la correspondencia más de una semana. Los sindicatos explican que las consecuencias de estos "dimensionamientos" de las oficinas son una mayor carga de trabajo y un aumento del retraso en las entregas de las cartas.

"No se está dando el servicio que se requiere", se lamenta Antonio Manso, quien asegura que "en determinados momentos se está trabajando en precario". "En el medio urbano se está cumpliendo con el trabajo, pero en el rural sí que está habiendo más problemas para entregar las cartas a tiempo", afirma. Los trabajadores reconocen que estos ajustes de plantilla "no se están percibiendo en la calle" porque "cuando empieza a haber acumulación en una zona contratan a gente o redimensionan a los que ya están en la plantilla", asegura Miguel Fraga. También afirma que con estas medidas "los carteros están empeorando su calidad de trabajo porque tienen más carga de trabajo".

Antonio Manso explica que la dirección de Correos "está metiendo la tijera por encima de lo que debería, y aquí, en Galicia, parece que quieren ser más cumplidores. Se está yendo más allá de lo que puede ser razonable".

"No se está hablando de despidos, lo que pasa es que no se cubren las bajas que se producen", explica. "Lo que sucede -matiza Miguel Fraga, de CCOO- es que al disminuir la plantilla en casi todas las oficinas, la calidad del servicio disminuye y también empeoran las condiciones laborales de los empleados, que tienen que hacer más recorrido y estar expuestos a los peligros de las prisas: errores en el reparto, estrés, accidentes?".