El tren come terreno un año más al avión en los desplazamientos entre Galicia y Madrid. La reducción de los tiempos de viaje por la apertura de tramos del AVE permite llegar a la capital en poco más de seis horas desde A Coruña y Vigo. Los usuarios también miran el bolsillo y los descuentos entre un 30% y un 70% en los Alvia son una ventaja a favor del transporte ferroviario, mientras que las tarifas que ofrecen las compañías para volar a Madrid desde los tres aeropuertos gallegos son las más elevadas del resto de comunidades. Las estadísticas revelan el auge del transporte ferroviario. Unos 846.517 viajeros se trasladaron en el Alvia que comunica la comunidad gallega con Madrid el año pasado, lo que supone un 33% más de pasaje que el año anterior y casi el triple de los usuarios contabilizados en 2012 cuando se puso en funcionamiento este servicio.

Mientras el Alvia no paró de ganar pasaje desde su puesta en marcha en Galicia, las conexiones aéreas entre las tres terminales gallegas y Barajas subieron por primera vez el año pasado después de años de descensos y cerraron 2014 con 1,4 millones de viajeros, apenas un 3,3% más que en el ejercicio anterior. Respecto a cuando entró en funcionamiento la línea ferroviaria a Madrid, el avión perdió casi 530.000 usuarios, un 26%. La diferencia entre las rutas de ida y vuelta de ambos medios de transporte se ha acortado en estos dos años de forma que si en 2012 había un margen de 1,7 millones pasajeros a favor del avión, el año pasado se redujo a casi 640.000 entre las 846.517 personas que viajaron a la capital española en tren frente a los 1,4 millones que decidieron ir por aire.

Los viajeros que se decantan por el avión son aún unos 635.307 más que los que prefieren un trayecto más largo en ferrocarril. Cada día cogen un vuelo desde Galicia a Madrid 4.059 personas al mismo tiempo que 2.319 prefieren realizar ese viaje a través de alguna de las frecuencias que ofrece el Alvia.

Aunque Renfe no ha publicado todavía los datos de pasajeros por corredores salvo la cifra autonómica avanzada por la ministra Ana Pastor, las estadísticas de AENA sí que reflejan la evolución del tráfico aeroportuario en las rutas a Madrid desde los tres aérodromos de la comunidad. Después de dos años en los que las tres terminales vieron cómo caía el número de pasajeros en sus conexiones a la capital española, en 2014 solo Lavacolla continuó con la tendencia a la baja. Alvedro es el aeropuerto que más creció en el último ejercicio al ganar un 18% más de usuarios -de 450.127 a 531.915- y se colocó por encima de los 512.635 registrados en 2012. En Peinador la subida es más leve, apenas de un 3%, hasta los 455.806.

El aeropuerto compostelano recibió el año pasado 38.297 usuarios más que Peinador. Pero los 494.103 pasajeros que volaron en 2014 desde Lavacolla a Barajas son 37.812 menos que los que hicieron esta ruta desde la terminal coruñesa. Además, respecto al tráfico del año anterior supone un descenso del 9%.

La bajada de usuarios en los enlaces nacionales con Madrid desde Santiago provocó precisamente las críticas de los hoteleros de la ciudad al considerar que se pierden pequeños congresos por las malas conexiones. El alcalde de la capital compostelana, Agustín Hernández, pidió ante estas críticas "coherencia" para gestionar la política aeroportuaria y respeto para la estrategia formulada por el Comité de Coordinación Aeroportuaria de Galicia hace un año. El regidor recuerda que el Gobierno local comparte la decisión de fomentar los vuelos internacionales en Lavacolla, mientras que para Alvedro y Peinador apuesta por un fomento de conexiones nacionales.

La principal amenaza para el futuro de los aeropuertos gallegos es la llegada de la alta velocidad en 2018. Un estudio sobre el sistema aeroportuario que la Xunta contrató a una consultora ya alertaba el año pasado de este cambio. Los técnicos calculan que la entrada en servicio del AVE entre Galicia y Madrid arrebatará hasta un 47% de viajeros a los tres aeródromos gallegos y que se hará con 1,3 millones de viajeros que ahora usan el avión para llegar o salir de la comunidad.