La otra cara en las cuentas públicas viene de la hucha. De lo que los organismos guardan como remanente de tesorería y que en Galicia ascendía a finales de 2014 a 808,7 millones, según la liquidación presupuestaria publicada por el Ministerio de Hacienda. Eso no quiere decir que el sector local no tenga deudas. De hecho, el gasto financiero siguió en aumento hasta registrar de una marca histórica: 228,7 millones de euros. Lo gordo del desembolso fueron amortizaciones, más de 187 millones. El abono de intereses supuso cerca de 23 millones.

Por eso la parte del presupuesto para la deuda es la tercera en cuantía. A la cabeza aparece el gasto en bienestar comunitario, con el 30,5% de los 2.513,7 millones desembolsados por los concellos y diputaciones gallegas en 2014. Un total de 468,2 millones de euros. En segundo lugar están los servicios de carácter general, unos 271 millones, el 10,8%. En los puestos altos están también los servicios sociales, la vivienda y el urbanismo y la seguridad y movilidad ciudadana, con un 7,8%, un 7,6% y un 6,9%, respectivamente, del presupuesto.

Los gastos de personal sumaron 814,7 millones, de los que 24,5 fueron para órganos de gobierno y personal directivo. Una cantidad muy parecida a la dedicada a incentivos, con 23,8 millones. Los pagos por rendimiento permanecen prácticamente invariables desde 2011.