La compañía aseguradora Línea Directa acaba de publicar su tercer Barómetro del fraude en el seguro del coche. En él muestra un mapa con colores de las provincias más y menos fraudulentas. Todas las que están bañadas por el mar en el sur de España (desde Huelva hasta Valencia) están marcadas en rojo porque su nivel de estafa supera el 6%. En cambio, en el norte los colores se dividen entre el amarillo (entre 4,5% y 5,9%) y el verde (menos del 4,5%).

Las cuatro provincias gallegas se encuentran en el pelotón de las que tienen una baja frecuencia de fraude en los dos últimos años. Pontevedra, Ourense y Lugo aparecen pintadas de verde. Es decir, su nivel de estafa no supera el 4,5%. Pontevedra, con un 3,9%, está entre las diez con un porcentaje más bajo, mientras que en Ourense es del 4,2% y en Lugo, del 4,5%.

La provincia de A Coruña es la única de las cuatro gallegas que tiene un color diferente, el amarillo, ya que de cada cien siniestros declarados al seguro por los conductores coruñeses, casi cinco (4,8%) son intentos de estafa.

Cuenca, Murcia y Jaén son los territorios con más fraudes, mientras que Soria, Salamanca y Burgos tienen los índices más bajos.

Además del número de asegurados que quieren hacer trampas, el estudio de Línea Directa también muestra la cuantía media de cada intento de estafa. En Galicia ronda los 2.458 euros, casi el doble que la media nacional (1.284). En este apartado destaca Lugo que es la segunda provincia española con una cuantía media más alta, con 3.626 euros, solo superada por Huesca (4.801). En el lado contrario se sitúan Segovia, Zamora y Zaragoza con menor importe medio defrauda, con unos costes de 230, 301, 390 euros y, respectivamente. Respecto a Galicia, todas las provincias además de Lugo, registran números superiores a la media nacional: A Coruña (2.663 euros), Ourense (2.014) y Pontevedra (1.530). A Coruña es la sexta provincia española con una cifra mayor.

Según el informe, más de millón de conductores gallegos siguen justificando estas prácticas fraudulentas a las aseguradoras. Sin embargo, el 79% (1,3 millones), un porcentaje superior a la media nacional del 73%, afirma que no tendría ningún problema en denunciar a alguien si obtuviera un beneficio económico directo a cambio, una práctica muy habitual en países como Estados Unidos o Reino Unido. A nivel nacional, el fraude se triplica con la crisis: en 2014, 6 de cada 100 siniestros fueron un intento de engaño, 3,5 veces más que en 2009. El coste estimado para el sector también se ha incrementado de forma notable, ya que, solo en el ramo de automóviles, alcanza los 1.190 millones, casi un 20% más que hace dos años.

Los hombres, según Línea Directa, defraudan más al seguro, se arrepienten menos de estas estafas y presumen más de cometerlas. Por su parte, las mujeres fingen más lesiones y simulan más gravedad de la real.