Con pitadas y pancartas, cientos de trabajadores de Navantia en Cartagena recibieron ayer al presidente de la compañía, José Manuel Revuelta, quien visitó los astilleros para presenciar la botadura del submarino S-74. Revuelta entró en los astilleros por el Arsenal militar y llegó hasta el dique flotante en zódiac para evitar a los trabajadores. "Es un vergüenza que el presidente de una empresa pública como Navantia con 5.700 trabajadores se esconda como si fuera un delincuente", señaló Eduardo Aranda, presidente del comité de empresa.