Entre las pocas coincidencias en los programas electorales de los partidos en la cita de diciembre y en la de junio está la necesidad de darle un giro al sistema de financiación autonómica. Es, de hecho, una de las propuestas del presidente en funciones, Mariano Rajoy, en su búsqueda de un acuerdo de legislatura. Lo repetía de nuevo ayer tras la reunión con el líder socialista, Pedro Sánchez. Y lo hacen insistentemente los expertos, que recuerdan que la propia ley que regula el sistema de reparto insta a su revisión a los cuatro años de la entrada en vigor. Ese plazo se cumplió en 2015 y en abril de este año el ministro de Hacienda en funciones, Cristóbal Montoro, anunciaba la creación de un comité de expertos para realizar el análisis junto a la petición a las comunidades de un informe con su opinión. No será fácil ponerlas de acuerdo. Solo cinco aguantan un saldo negativo y aportan al Estado más de lo que reciben luego. Madrid, Cataluña, Baleares, Comunidad Valenciana y Navarra. Galicia mantiene su dependencia de la caja común, que, según la actualización de las balanzas fiscales que Hacienda publicó ayer, alcanza los 3.655 millones de euros.

La nueva radiografía de las cuentas territorializadas se elabora con la distribución de los ingresos y gastos de 2013. En comparación con el ejercicio anterior, Galicia reduce ese desajuste en sus relaciones con el resto del país. Pero solo ligeramente. En 174 millones. Un 4,5%. La diferencia de lo que llega a la autonomía por encima de lo que da supone el 6,78% del Producto Interior Bruto (PIB). En la edición anterior de las balanzas se situó en el 7%.

En números absolutos, el desajuste de Galicia es el tercero más elevado tras Andalucía (6.154 millones) y Castilla y León (4.612 millones). En 2012 ocupaba la segunda posición. Respecto al peso de ese desajuste en la economía, el saldo gallego es el sexto de mayor cuantía. En esa proporción destacan Extremadura (16,2%), Asturias (9,94%) y Canarias (8,9%).

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Cada gallego recibe de lo que el resto pone en la caja común unos 1.326 euros. Algo más de 700 euros por la vía del gasto público y 624 en ingresos fiscales. La financiación autonómica per cápita asciende en la comunidad a 2.385 euros, frente a la media de 2.207 euros por habitante. La media en las comunidades del régimen común es de 2.113 euros. En País Vasco y Navarra, en cambio, se dispara a los 3.551 euros. En la primera partida que explica el superávit fiscal de Galicia, lo recibido supera en 1.721 millones a lo que genera la comunidad y los montantes principales son tributos estatales y autonómicos (953 millones) y las cotizaciones sociales (519). En las inversiones del Estado, destaca muy por encima del resto el gasto en protección social, con 1.300 millones, según el informe de Hacienda.

Los únicos apartados en los que Galicia se coloca por arriba de las inyecciones del Estado son la financiación local, con 452 millones de diferencia; justicia, prisiones y seguridad, con 98; y vivienda y urbanismo, con 21. Madrid lidera el grupo de territorios con déficit fiscal. Casi 17.600 millones. La comunidad aporta el 9,07% de su PIB. En Cataluña representa el 4,5%, 4.800 millones. Ambas reducen su déficit, en 500 y 1.130 millones.