La crisis ha agudizado el ingenio y ha aumentado la picaresca. Desde quien simula un robo en casa o busca cambiar su vitrocerámica, la nevera, el portátil o la televisión por una aparente avería eléctrica o cambiar el suelo del piso por una inundación hasta quien simula un accidente de tráfico o incluso finge su muerte para reclamar una indemnización al seguro. La lista de los intentos de fraude a las aseguradoras es de lo más variopinto y son una práctica que durante los últimos ha ido en aumento. En solo un año, la tasa de fraude en Galicia (el número de engaños respecto al total de siniestros) ha pasado de un índice del 1,54% en 2015 al 2,29% del año pasado, un balance que ya supone más del doble que hace cuatro años, según revela el informe elaborado por la aseguradora AXA.

El mapa de estafas al seguro sitúa a Galicia en la lista negra del ranking nacional. A la cabeza está Andalucía, con un índice de engaños a las compañías del 2,57%, seguida de Canarias (2,45%), Asturias (2,34%) y Galicia (2,29%). Estos datos colocan el balance gallego muy por encima de la media nacional (1,63%). Y cada año que pasa, Galicia escala puestos en la tabla de timos a las aseguradoras. Si en 2013, primer año en el que AXA hizo un estudio sobre los fraudes a las compañías en España, la comunidad gallega ocupaba el séptimo puesto con un índice del 1,03%; en la actualidad ya está en el cuarto.

En el extremo opuesto de la tabla, están Madrid (con un índice de siniestros irregulares del 0,74%), País Vasco (1,21%), Aragón (1,22%) y Navarra (1,23%). Cantabria y Extremadura son la excepción en el mapa del fraude al seguro, ya que son las únicas autonomías que el último año registraron un descenso de partes falsos.

Tendencia

En el conjunto del país, AXA destapó en 2016 un total de 18.300 siniestros fraudulentos por un importe total que supera los 59 millones. El volumen de engaños detectados creció un 4,5%, sin embargo su cuantía se redujo un 8%. El informe revela un ligero descenso del fraude oportunista u ocasional, aquel en el que se aprovecha la realidad de un siniestro para introducir daños preexistentes o anteriores. Estos casos representaron el año pasado el 52% del total frente al 57% que suponían en 2012. Por el contrario, los timos premeditados ya suponen el 45% de los casos evitados en 2016, frente al 42% de hace dos años. Los engaños ocasionales son de menor cuantía, con un intento de fraude inferior a los 600 euros; mientras que en los planificados, el importe ronda los 4.000 euros.

Los siniestros de tráfico concentran el grueso de los fraudes a las compañías. En el conjunto del país, concentran ya seis de cada diez siniestros irregulares destapados, un volumen que 2013 rondaba el 70%. Durante el último año, las aseguradoras detectaron un incremento de engaños en lo que denominan el canal multirriesgos, en el que están incluidas las pólizas del hogar, las de los comercios y oficinas y de las comunidades de propietarios. En estos casos, es habitual que se magnifiquen los daños ocurridos en una vivienda o local comercial asegurado cuando se produce un robo, una tormenta eléctrica o una inundación. "Estos ramos ofrecen la posibilidad de una mayor creatividad en la preparación de situaciones irregulares; las opciones son múltiples", según recoge el informe. En este canal, los partes fraudulentos relacionados con los daños causados por el agua superan por primera vez a los ocasionados por averías eléctricas.

Desde las compañías se advierte de las consecuencias que supone engañar al seguro, que puede acarrear penas de cárcel de seis meses a tres años. Las condenas a prisión declaradas por los tribunales por fraude a las aseguradoras aumentaron el año pasado un 40%.

Haz click para ampliar el gráfico