Ponerse al volante tras una noche en la que apenas se ha conciliado sueño o en una tarde de calor asfixiante durante el trayecto al destino de estas vacaciones. En esos viajes, las rectas se hacen interminables y los cientos de kilómetros recorridos pasan factura al conductor. Las ansias por llegar al lugar elegido para el veraneo o la vuelta a casa tras una escapada de fin de semana llevan a muchos a conducir del tirón. ¿Las consecuencias de la fatiga en carretera? Parpadeo excesivo, relajación, bostezos y cabezadas cada vez más frecuentes. La somnolencia al volante ha provocado más de 800 muertes en España en los últimos cinco años. En Galicia, durante el último lustro un total de 24.600 conductores sufrieron un accidente grave tras haberse quedado dormidos al volante, según revela el informe de Fundación Línea Directa Influencia de la Somnolencia en los accidentes de tráfico en España (2011-2015) presentado ayer en Madrid. O lo que es lo mismo, casi 5.000 gallegos protagonizan cada año un siniestro con lesiones importantes debido a la somnolencia.

El riesgo de conducir sin haber descansado lo suficiente es evidente. Las conclusiones del estudio hablan por sí solas: la presencia de la somnolencia en la conducción duplica el riesgo de morir en caso de accidente. Mientras que solo el 1,9% de los siniestros convencionales termina con, al menos, un muerto, el porcentaje se dispara casi el 4% en el caso de los accidentes causados por la fatiga y el sueño. El nivel de descanso también afecta a la lesividad: mientras que en los siniestros convencionales, la tasa de heridos graves es del 11,2% en los causados por la somnolencia, roza el 16%.

El sueño al volante es una de las distracciones más graves y comunes en los desplazamientos que se producen en carretera durante el verano, con especial incidencia en el mes de julio, tal y como revela el estudio. Cuatro de cada diez conductores gallegos reconoce que se resiste y que fuerza al máximo para no hacer una parada en el camino cuando tienen sueño en sus desplazamientos vacacionales.

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Comunidades

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Castilla y León, Castilla-La Mancha y Baleares están marcadas en rojo en el mapa de la accidentalidad con somnolencia en España. Son las comunidades con más siniestros de este tipo. Los motivos en el caso de las dos Castillas se debe a la "monotonía", la "baja densidad de población" y las autovías que discurren por su territorio y que conectan con los principales destinos turísticos. En el caso de Baleares, detrás de su alta tasa de siniestralidad por la fatiga al volante está su oferta de ocio nocturno, unido al hecho de ser la comunidad con más delitos por conducción bajo la influencia del alcohol y las drogas. En el extremo opuesto de la listas se encuentran Galicia junto con Murcia, Madrid y Navarra, con un índice por debajo de la media nacional.

En la comunidad gallega, más de 1,1 millones de conductores reconocen haber sufrido somnolencia en carretera en alguna ocasión. Más de 466.000 han tenido microsueños mientras conducían (periodos muy breves de sueño que se producen en momentos de cansancio extremo). El resultado es alarmante, según refleja el estudio: un total de 24.600 conductores gallegos sufrieron un accidente grave o muy grave como consecuencia de haber dato una cabezada al volante.

Paradas cada 200 km

Pese a las campañas de concienciación, a los automovilistas les cuesta seguir los consejos de la DGT: descansos de 20 a 30 minutos cada 200 kilómetros o cada dos horas de viaje. Unos de 731.500 conductores gallegos hacen viajes por encima de los tiempos estipulados y más de 762.000 no leen los prospectos de los medicamentos para comprobar cómo afectan a la conducción.

No obstante, la población conductora es consciente del riesgo, ya que casi 1,3 millones de automovilistas en Galicia (el 74% del total) reconocen que la somnolencia puede ser igual o incluso más peligrosa que el alcohol a la hora de conducir.

El informe de la Fundación Línea Directa, que analiza más de 442.000 accidentes ocurridos en España entre 2011 y 2015 e incluye una encuesta a más de 1.700 conductores de todas las comunidades, define el perfil de este tipo de accidentes. La mayoría se producen en la madrugada del sábado al domingo, en vacaciones -la práctica totalidad en el mes de julio-, por salidas de vía y en carreteras interurbanas. Los vehículos implicados no suelen tener muchos años de antigüedad (de tres a diez años) y los suele conducir un varón joven de 21 a 30 años.