Anova redobla su presión en la izquierda para que se dejen los intentos de los partidos de elevar su espacio en las mareas, pues "debilitan" el proyecto común de cambio, y se apueste por la "unidad" sin siglas, pues de otro modo el PP se llevaría una "alegría" en las elecciones municipales del año que viene.

El portavoz de la formación nacionalista, Antón Sánchez, apeló ayer a la "generosidad, diálogo y comprensión" que hace tres años impulsó la irrupción de las mareas, logrando las alcaldías de A Coruña, Ferrol y Santiago, símbolo del nuevo reparto de actores en la política gallega. En la conferencia política de su partido, avisó: "Si somos capaces de volver a funcionar con el espíritu de 2015, el PP puede estar muy preocupado porque puede sufrir otra derrota".

Tras las municipales, el movimiento dio un paso más allá y constituyó En Marea como partido instrumental para competir en las autonómicas de 2016, en las que no alcanzó sus expectativas, pero superó al PSdeG en votos y empató en escaños (14), lo que la situó como líder de la oposición autonómica. En aquel momento, Podemos se resignó a entrar en En Marea sin sus siglas, incorporando a sus cuadros a título individual. Ahora, la fuerza de Pablo Iglesias pretende situar su marca en las municipales. Anova, fundada por Xosé Manuel Beiras, pide no batallar por una cuota interna. En un documento aprobado ayer, apuesta por "profundizar" en la fórmula de las mareas y en la "defensa" de los gobiernos locales, en alusión a las urbes coruñesas, que considera "asediados por la coalición del PP y grandes grupos". Propone competir por las diputaciones, pese a ser "arcaicas", como elemento para potenciar la autonomía municipal.