El Plan General de Ordenación Municipal de Sada incluye los terrenos para la ampliación del colegio Sada y Contornos en un polígono de suelo urbano no consolidado de 2.476 metros cuadrados con una edificabilidad muy superior a la que recogía la Unidad de Actuación (UA-2) diseñada por el gobierno de BNG-PSOE para ampliar el colegio.

El coeficiente de edificabilidad pasa de 0'35 metros cuadrados por metro cuadrado a 0,70. Los propietarios duplicarán su aprovechamiento aunque el ámbito sea de menor proporciones (antes era de 4.386 metros cuadrados) que el que abarcaba la UA-2.

A cambio de la cesión de la parcela para la ampliar el centro, los dueños obtendrán un aprovechamiento residencial de 1.733 metros cuadrados, que les permitirá construir un bloque de edificios de cuatro plantas (B+3).

El PGOM mantiene la misma clasificación del suelo que fijaba el anterior Gobierno local para su expropiación, suelo urbano no consolidado. Esta clasificación llevó a los propietarios a recurrir a la Justicia y al actual Ejecutivo municipal a desistir del proyecto realizado por sus antecesores ante las dudas sobre la valoración de los terrenos para su expropiación.

El polígono se desarrollará a través de un Plan Especial de Reforma Interior (PERI) y el plan general no incluye en su delimitación los terrenos del sistema portuario, por lo que la edificación carecería de acceso viario y no podría considerarse solar edificable. El plan general se marca entre los objetivos de la ordenación comunicar la zona del puerto con la avenida Sada y sus Contornos, pero no detalla la ordenación de la zona y la remite a un futuro PERI, que deberá concretar el sistema viario local. Para que la ordenación propuesta sea posible Portos deberá desafectar la parcela de dominio público que limita con el viario.

La obtención del terreno para ampliar el Sada y Contornos fue objeto de una de las mayores polémicas del mandato. El Gobierno local renunció al proyecto elaborado por sus antecesores, pactado ya con la Xunta y la comunidad educativa y apostó, en un principio, por construir un nuevo colegio. La Consellería de Educación consideró que la demanda de plazas hacían innecesario un nuevo centro y el Concello optó entonces por construir cinco nuevas aulas bajo el patio de este emblemático colegio modernista, que desde hace años recurre a barracones por falta de espacio.

El alcalde, Ernesto Anido, se opuso a expropiar el suelo como pretendían sus antecesores, al entender que era el sistema "más traumático" para obtener terrenos. El Ejecutivo dio un carpetazo definitivo a esta posibilidad después que la Justicia estimase parcialmente la denuncia de los propietarios y anulase el proyecto inicial de ampliación por un error administrativo y enmendable de la Xunta, pese a dar por válida la categoría del suelo y valoración de los terrenos.