El museo etnográfico de Cesuras ya solo recibe la visita de las termitas. Los insectos devoran desde hace más de un año este pequeño centro etnográfico, inaugurado hace ya casi dos décadas por la Diputación tras adquirir y reformar una antigua casa de labranza. Las obras costaron "cerca de treinta millones" de las antiguas pesetas, recuerdan los cesuranos, que tienen que hacer memoria para rememorar las últimas visitas . "Hace siete u ocho años vinieron unos escolares de excursión", recordaba el primer teniente de alcalde, Andrés Taboada.

Su desuso, propiciado por la falta de personal para atenderlo y su escaso horario de apertura, le ha dado vía libre a las termitas. Todos los intentos del Concello para erradicar esta plaga han resultado inútiles. Este devorador insecto adicto a la celulosa ha dañado seriamente las ventanas, puertas, paredes y muebles del centro. "Están por todas partes", lamenta el alcalde, Julián Lucas. Los trabajos de fumigación no han dado los resultados deseados. A la vista de los daños, el Gobierno local ha decidido ahora retirar las piezas de museo. "Algunas han resultado dañadas", admitía ayer el regidor, apenado por el estado de esta antigua casa de labranza. reformada para conocer algunas de las antiguas labores artesanales y domésticas. La falta de uso le ha llevado a reutilizar una sala anexa como estafeta de correos y ahora se plantean incluso ceder su uso a colectivos vecinales tras vencer a las termitas.