La Asociación Animalista Libera ha denunciado hoy que en el municipio coruñés de Culleredo se ha instalado un circo prohibido por las ordenanzas municipales, pues en él "explotan animales".

La organización defensora de los animales ha advertido al consistorio en un comunicado de que el circo, establecido en O Burgo, es ilegal por una norma que prohíbe los espectáculos que sometan a los animales a un trato antinatural, aunque la instalación ha visitado el municipio varias veces en los últimos años.

Según esta asociación, las actuaciones estarían prohibidas de acuerdo con la Ordenanza Municipal de Protección del Medio Ambiente aprobada de forma definitiva en el año 2000, una normativa con casi 14 años de antigüedad que refleja el veto a cualquier espectáculo que someta a los animales a trato cruel o antinatural en su artículo 324.

De acuerdo con los estudios realizados al respecto, como el elaborado por expertos de la School of Biological Sciences de la Universidad de Bristol, en Reino Unido, la presencia de fauna salvaje en espectáculos de carácter itinerante como los circos supone de facto una grave limitación de las condiciones naturales de los animales, algo en lo que se basa la organización.

Desde la Asociación Animalista Libera recuerdan al Ayuntamiento que tiene la obligación legal y también ética de impedir el maltrato animal, sea del tipo que sea, bajo el epígrafe de un espectáculo.

Los animalistas también advierten de la imagen distorsionada que trasladan los circos con animales a un sector de la población muy concreto, como son los niños, público fundamental de la actividad, por lo que cree que ahora le tocaría al consistorio tomar las medidas necesarias para rescindir la posible autorización y la presencia del circo en la localidad coruñesa.

En este sentido, diferentes países europeos ya han prohibido este tipo de espectáculos con seres vivos, como Bélgica, Austria, Croacia, República Checa, Finlandia o Polonia, y la organización insiste en que las referencias científicas son incuestionables a la hora de apoyar un veto de estas características, en el que ya trabajan los animalistas gallegos en el "campo de batalla" municipal.