Una bufanda de delicadísima alpaca fabricada en un telar tradicional de Belategui y Regueiro en Cambre; jarrones torneados a mano por Carmen Isabel, la única mujer oleira de Buño; las piezas singulares de la cristalería El Reflejo de A Coruña; el trabajo de un cantero en Vilarmaior; la fabricación de velas en Cadenote en Sada; o la producción de lúpulo en Betanzos con Lutega. Cualquiera puede ir a ver cómo se realizan estas actividades artesanas de pequeñas empresas o particulares con talento por toda la provincia de A Coruña. La visita sería un tipo de turismo novedoso y es la apuesta de la Diputación ya desde la pasada legislatura: el turismo industrial.

Un total de 68 empresas de la provincia, por ahora, participan en esta plataforma de turismo en colaboración con la Escola de Organización Industrial y con financiación europea. El objetivo es triple: se complementa la actividad de las pequeñas y medianas empresas, se promocionan los productos autóctonos y artesanos, se contribuye a la dinamización de la actividad económica.

El proyecto se inició a principios de 2014 con sesiones de asesoramiento y consultoría personalizada para recabar datos de las empresas y ahora se está en la última fase: la creación de rutas y paquetes turísticos, así como la difusión de este proyecto a través de una web específica: htttp//turismo.dicoruna.es/industrial/es, junto con una aplicación descargable para smartphone (para iOS y Android).

En estas aplicaciones también se ofrece información complementaria sobre alojamientos y locales de hostelería, patrimonio cultural, artístico y etnográfico además de paisajes y museos del entorno.

Fabricación de algas para el consumo, de patatas fritas Bonilla, casas de turismo rural, una fábrica de ladrillos, una bodega, un taller orfebre... Estos emprendedores ofertan visitas guiadas a sus centros de trabajo para grupos reducidos y en un horario con cita previa.

La Diputación, en convenio con la Axencia de Turismo de Galicia, empezará ahora una nueva etapa, en la que asesorará a estos artesanos para señalizar e instalar paneles con los distintos itinerarios por sus centros de trabajo, así como en la definición de rutas y en la confección de paquetes turísticos, junto con planes de implantación de nuevas tecnologías aplicadas a la gestión, comercialización y promoción de los productos.

Todos ganan: los pequeños productores en difusión de su actividad, todo el entorno en la potenciación de los productos locales, y los turistas en nuevos conocimientos de estas artes y en aprender a valorarlas.