Las últimas crecidas del río Mendo han vuelto a llevar al límite la planta de tratamiento de Betanzos y han hecho que el agua llegase turbia a buena parte de los hogares de la ciudad. Estos episodios de turbidez se repiten desde hace años y llevaron a Augas de Galicia a elaborar un proyecto de mejora de la planta que, de momento, duerme el sueño de los justos.

Al menos, esa es la impresión del Concello, que ayer urgió nuevamente a la Xunta a acometer ya una obra que considera esencial para garantizar un servicio básico.

Las lluvias intensas hacen que el agua de los ríos baje más revuelta y con más lodos lo que dificulta la labor de una planta de tratamiento que hace años que se quedó pequeña. Los índices que marcan la turbidez del agua del río -las denominadas unidades nefelométricas de turbidez- se sitúan habitualmente entre las 10 y 20, pero en momentos de fuertes lluvias llegan a situarse entre las 80 y 120 unidades, lo que obliga a la planta a trabajar al máximo y "complica de forma extraordinaria" el proceso de tratamiento, como han advertido en múltiples ocasiones responsables del Ejecutivo municipal y de la empresa concesionaria (Viaqua).

El Gobierno local incide en que Augas de Galicia siempre mostró "buena disposición" a acometer mejoras en la estación y bombeos para solventar la situación, y demanda que dé un paso adelante y consigne fondos para la obra. El PSOE presentó sin éxito una enmienda a los últimos presupuestos de la Xunta.

El alcalde mantuvo recientemente un encuentro con la conselleira de Medio Ambiente, Beatriz Mato, para reiterarle la solicitud. De momento, la Xunta sigue sin mover ficha.