Los vecinos del Puerto de Suevos se sienten "ninguneados" por el Ayuntamiento, que en ningún momento les informó sobre la decisión del Ministerio de Medio Ambiente de no legalizar sus casas. El presidente de la asociación de vecinos San Pancracio del Portiño de Suevos no se da por vencido y alerta de que hay cuatro viviendas en riesgo de derribo.

-¿Desde el día en que se conoció la negativa de Costas alguien del Ayuntamiento os ha explicado vuestra decisión?

-Nadie. Abiertamente nada. Es más, cuando se hizo la pregunta (en el pleno de enero) nadie nos dijo nada. No se nos comunicó nada. La sensación es que somos molestos.

-¿Cómo se ha llegado a esta situación?

-Lo desconozco. Es verdad y reconocemos que esta fue la primera Administración local que tomó este asunto como propio. Fue la primera Administración que vio viable la legalización de nuestro núcleo. Nos subimos a ese carro para aportar. Durante estos años hemos estado a disposición del Concello.

-Hasta el derribo de agosto.

-Lógicamente antes del derribo de la casa de nuestro convecino éramos conscientes de que se abría una puerta delicada para nosotros. Era una casa muy digna. No eran solo una pared y un tejado. Lo que hay dentro es vida y gente. Hasta ese momento intentamos desde nuestras posibilidades paralizarlo. Desde ahí se establece una situación nueva. Entendimos que debíamos poner de manifiesto este atropello. Si esta actitud de defensa de la casiña de nuestro vecino determinó un antes y un después desconozco el porqué. Lo normal es que el va a ser el reo reaccione. Hoy es él y mañana podría ser otro. Seguimos estando agradecidos de la gestión. Otra cosa es que el tiempo determinó que no somos muy conscientes de si esto se ha hecho de forma rigurosa o quizás buscando una buena solución. O si los plazos no permitieron ejecutar una solución. Nos hacemos preguntas desde nuestra ignorancia. Se envía todo un estudio para la legalización y la Administración contesta con dos folios. El asunto era de calado importante. Estamos decepcionados y tristes como asociación. De alguna manera se nos está ninguneando. Llegaremos hasta las últimas consecuencias con la defensa de nuestra fortuna, las casas.

-¿Caerán más casas?

-Aquí se manejan muchas cosas. Se maneja que las anteriores a 1988 no tienen problema. ¿Qué significa no tener problema? El problema es que no me la van a tirar pero no tengo consideración jurídica. No sé si la podré reparar, transmitir a alguien o si podré disfrutar de agua. Hay nueve pozos perdidos y otros están teniendo dificultades por las obras (puerto exterior) en el entorno. Lo que buscamos es salvar nuestras casas. Ahora tenemos en mente cuatro viviendas. Más otras 20. Cuatro son inmediatas porque agotaron la vía jurídica y quedaron al amparo de la moratoria de la APLU. Las declaraciones a tu medio de comunicación están ahí. Son ambiguas, aparte de ofensivas. Son ofensivas por quien las emite, por su nivel de capacitación y nivel de conocimiento. Evidentemente duele mucho más todavía. Estamos intentando morir matando. Todo entre comillas. Nuestras opciones siempre estuvieron hipotecadas a Saria. Si salía adelante nuestro núcleo también. Si ahora se defiende que se respeta lo anterior a 1988 y el resto lo tiramos, imagínate que queda.

-Cae la mitad del núcleo.

-¿En qué condiciones queda ese grupo de personas? No tenemos bus, alcantarillado ni agua. Tenemos que buscar otros pozos. Estamos en medio del abismo. Busquemos otras connotaciones. ¿En 35 años no hubo capacidad de reacción para darle sentido a esto? ¿No hubo posibilidad de haberlo podido parar y no llegar a esta situación? ¿Para qué se han pagado tanto tiempo las multas si el destino era tirarlo? ¿Para qué se ha hecho lo del fuera de ordenación pensando que esto iba adelante? Hemos hecho todos los pasos que nos ha pedido la Administración y nunca hemos soñado vagamente que nuestro destino era esto. No me vale que tiren como máximo cuatro o cinco casas.

-¿Cree que se salvarán?

-Es muy difícil. Nos hemos quedado sin tiempo. Se han agotado todos los plazos. Se ha esperado a la última solución, que fue el 30 de diciembre de 2015. Y nos aparece la información en febrero, marzo de 2016. Hemos perdido otros tres meses. Tengo a los vecinos eminentemente preocupados, sobre todo a aquellos sobre los que está la piqueta. Los tengo en mi mente. Aparte de saber sus nombres y apellidos, conozco su realidad personal. Detrás de las casas hay personas. No son ladrillos, tejados o cartón. Pagamos nuestros impuestos sin ningún tipo de contraprestación. Con unos viales deteriorados al máximo y con unas infraestructuras mínimas. -Desde 1988 el número de casas en el Puerto de Suevos se duplicó, ¿cómo ocurre esto?

-No es real la duplicidad, pero sí es cierto que hubo una eclosión. Los ciudadanos de Suevos entendían que habían heredado los distintos terrenos del Portiño de Suevos y preferían buscar una salida al mar. Muchos de ellos dependían del mar. Así surgió el Portiño de Suevos. En un momento determinado empezaron a surgir no galpones, sino una vivienda mayor, que era la de cada una. ¿Y cómo se mantuvo? Había un cartel en la entrada que decía que esta urbanización se está haciendo al amparo del ti vai facendo. Esto fue en toda Galicia. Mira donde está la línea de Costas en Sada, Gandarío, Santa Cruz, la misma Coruña. Hubo tiempo para pararlo.