La subida puede resultar fatigosa, pero merece la pena, sobre todo para los amantes de las panorámicas. Las comarcas de A Coruña y Betanzos disponen de 14 enclaves privilegiados a los que asomarse, descansar la vista o, simplemente, recuperar la perspectiva. La Consellería de Medio Ambiente propone en su Catálogo da Paisaxe casi quince miradores en el área, la mayor parte en el entorno brigantino y en el limite bergantiñán.

A Espenuca (Coirós), Monte Medela (Oza-Cesuras), Pico de Vales (Irixoa), Bandoxa (Oza-Cesuras), Rodeiro (Oza-Cesuras), Pastoriza (Arteixo), Monte Xalo (Culleredo), Sorrizo, Monte de Angra, Monticaño, Monte Alto (Arteixo), Soandres, Caión (A Laracha) y el faro de Mera son las principales atalayas de la comarca, según el estudio de la Xunta.

Algunos de los miradores no atraviesan su mejor momento. Atalayas como la de A Espenuca, un enclave privilegiado para asomarse al área brigantina, ha permanecido años cubierta por una tupida masa de eucaliptos. El Concello de Coirós, en colaboración con la entidad de custodia del territorio Fragas do Mandeo, ha recuperado ahora parte de las vistas.

Un caso similar al del mirador de Pastoriza, en Arteixo, que también ha permanecido años ciego por un espeso eucaliptal y que ha recuperado ahora parte la perspectiva, tras una tala para prevenir incendios.

El observatorio que ofrece una mayor cuenca visual es el de Monte Xalo, en el municipio de Culleredo. Este enclave permite vislumbrar un perímetro de 9.572 kilómetros. Le sigue Irixoa, que desde el Pico dos Vales dispone de unas vistas que cubren 9.141 kilómetros. Santa Leocadia, en Arteixo, con 6.116 kilómetros; Bandoxa, en Oza-Cesuras, con 5.911, Monticaño, con 5.811 y A Espenuca, con 5.266 kilómetros, son los enclaves que ofrecen al espectador un mayor perímetro visual.

Los paisajes forestales, de matorral, salpicados por explotaciones agrarias y, con el fondo de la ría, son los predominantes en los miradores de la comarca betanceira. Oza-Cesuras es el municipio de la montaña que dispone de más galerías naturales, un total de tres. En el área coruñesa, Arteixo se sitúa a la cabeza. Este municipio cuenta hasta con cuatro balcones desde los que asomarse a un paisaje que ha sufrido una importante transformación durante los últimos años, sobre todo a raíz de la construcción del puerto exterior.

La mayor parte de los miradores atesoran también patrimonio. Santuarios, ermitas, mámoas, cruceiros o antiguas baterías que recibirán al visitante que se arme de paciencia para disfrutar de una caminata con recompensa.