Han hecho falta casi cuatro días para vaciar los sótanos del Nautilus, el imponente edificio levantado en As Brañas hace más de una década. Los operarios se afanaban ayer en achicar la última planta y los desperfectos ya eran más que visibles. Vehículos destrozados y parte del techo de una de las últimas plantas derrumbado por la fuerza de una inundación histórica.

"Me apellido Mariño y vivo en el Nautilus, parece que estaba predestinado", ironizaba ayer Moncho, el representante de la comunidad de vecinos. Es capaz de bromear, sobre todo para aliviar la tensión que acumula desde hace días, desde que a primeras horas de la mañana del miércoles vieron las verdaderas dimensiones de la catástrofe.

Relatan que sintieron las primeras inundaciones, aún de madrugada, pero que en ningún momento pensaron que pudieran alcanzar niveles tan drásticos. La riada les cogió desprevenidos y fue imposible retirar ya los vehículos porque el único acceso es por un montacargas y suponía demasiado riesgo.

Los residentes ignoran todavía el alcance de los daños, ya que hasta esta mañana los sótanos eran prácticamente inaccesibles. El consorcio de seguros realizará el martes un peritaje. Y los vecinos cruzan los dedos. Los residentes se recuperan aún de una semana de vértigo, tensión y cansancio. Algunos como Moncho Mariño viven en el Nautilus desde hace diez años, desde que obtuvo la cédula de habitabilidad.

"Te decides a comprar porque estás en el centro de Sada, muy cerca de la playa, y no piensas que vayas a tener problemas de este tipo porque todas las licencias están en regla", relata. Este edificio, como el resto de los de la zona de As Brañas, dispone de bombas de achique. Han sufrido varias inundaciones en los sótanos, aunque nunca de este calibre, y hasta filtraciones del agua del mar.

El principal problema es que este edificio fue construido a escasa distancia del río Maior, canalizado en un tramo, y las tres plantas del sótano de uno de los portales están por debajo del nivel del río. "Se construyó en el boom del ladrillo, se permitían cosas que a lo mejora ahora...", explicaba ayer Moncho.

Los propietarios urgen a actuar para evitar que se repita un episodio como el del pasado miércoles. Coinciden con la Corporación local en la necesidad de mejorar la canalización del río en el último tramo, en la que se divide en varias tuberías de sección estrecha que actúan como un embudo. El Concello ha presentado una solicitud a la Xunta, que todavía no se ha pronunciado.