La tranquilidad de Santaia, en la parroquia de Chamín, se rompió ayer con la visita de una comitiva presidida por el concejal de Obras y Servicios Municipales, José Ramón Amado, que intentó convencer sin éxito a los vecinos de que la construcción de un muro de contención y la instalación de una red de pluviales no fueron los responsables de que se anegasen tres casas el pasado 30 de marzo (día en el que se produjeron importantes inundaciones en toda la comarca de A Coruña).

Los vecinos defienden que esta obra cambió el curso de varios regatos de la zona y que ese día el agua se dirigió a las casas. La reunión se celebró después de que los residentes solicitasen en el último pleno que los concejales fuesen hasta el lugar para ver los problemas. Allí no estuvo el alcalde, Carlos Calvelo, que había prometido ir. Fue un acto tenso en todo momento.

La teoría del concejal de Obras, José Ramón Amado, es que "alguien taponó con morteros y plásticos la salida de las aguas" que bajan desde una ladera. Para intentar convencer a los vecinos de que la obra, que costó 500.000 euros y se hizo en 2014, no fue la culpable llevó hasta el lugar a la ingeniera de Caminos y el aparejador del Ayuntamiento de Arteixo, al director y el capataz de la obra. No tuvo éxito.

Denuncian que un muro de contención y una nueva red de pluviales han cambiado cursos fluviales en Santaia

Denuncian que un muro de contención y una nueva red de pluviales han cambiado cursos fluviales en Santaia

La ingeniera de Caminos tampoco estaba convencida de la causa e intentó averiguar porque el cauce de las aguas ha cambiado. Explicó que la nueva cuneta de la parte baja del entorno afectado concentra el agua y que el asfalto al ser "impermeable" no absorbe el agua. También estuvieron representados PSOE, BNG y TeGa.

Los vecinos recuerdan perfectamente las inundaciones de marzo. El peor caso fue el de Rubén Amado, que temió que el talud que hay en su finca le cayese encima de su vivienda, en la que realiza unas obras para rehabilitarla. Este vecino relata que el "agua arrastró la tierra" y se le acumuló delante de la casa. Rubén Amado tuvo que abandonar ese día su puesto de trabajo tras recibir el aviso de una vecina de lo que ocurría. Ahora tiene una baja por ansiedad tras vivir aquel día.

"En 57 años que llevo aquí solo pasó este año", explica otro de los afectados, José Martínez. Este residente asegura que el día de las inundaciones se acumuló una balsa de agua de 60 centímetros junto a la casa de su vecina y que tuvo que abrir una pequeña zanja en su finca para dar salida al agua. "Es que si no nunca bajaba", indica Martínez. Otra de las afectadas fue Celia Regueira, que explicó que tras la obra el agua baja toda concentrada por una cuneta y que va directamente hacia su finca por un tubo que hay bajo el nuevo pavimento.

El edil de Obras, José Ramón Amado, acordó con los vecinos la instalación de una canaleta de agua en una pendiente de la carretera para evitar que el agua llegue a las casas. La ingeniera de Caminos advirtió de que deberá estar hundida porque si no el agua pasaría muy rápido por encima y que los coches harán ruido al pasar por encima. "Hay soluciones, pero tienen sus pros y contras", argumentó. Y también acordaron estudiar otras mejoras como la ubicación de otro sumidero cerca del muro de contención.

Una licencia "regalada"

Uno de los vecinos, Rubén Amado, denunció en la reunión que el Ayuntamiento le dio una licencia "regalada" para hacer obra de un acceso, ya que el Concello no le reconstruyó un muro de piedra que le tiraron con la obra del muro de piedra. Rubén Amado aseguró que tras eso le robaron parte de las rocas.

"Me regalaron la licencia", asegura. Este vecino señala que cuando fue a tramitar la licencia se encontró con las tasas pagadas. El concejal de Obras pidió una reunión privada con el afectado y tres concejales de la oposición.