"Ya no me disgusto más, porque los disgustos que me he llevado por este tema no los sabe Dios. A mi edad y después de luchar por tener una buena casa, andar con estas cosas...". Sara dice no tener palabras para describir la frustración que siente tras años de forzosa convivencia con una vecina más que molesta: una vivienda en ruina colindante a la suya que ha sufrido más de un desprendimiento. El último susto, el pasado febrero, cuando parte de una viga cedió sobre su tejado. "Me llevé un susto de muerte", relata.

Este vecina de la calle Lanzós, en Betanzos, lleva años inmersa en papeleos y denuncias. Critica que el Concello no actúe de forma subsidiaria y relata que varios residentes en la zona han alertado al Consistorio de los riesgos, entre ellos los propietarios de la otra casa anexa. La imagen habla por si sola: dos viviendas rehabilitadas, dos hogares del casco histórico pared con pared con la ruina "¿Por qué no puede el Concello pagar una pluma, quitar la viga del tejado y repercutirle el coste al dueño?", se pregunta Sara, que dice sentirse abandonada por la Administración. Su caso ha salido a relucir en más de un pleno. El PP ha presentó varias preguntas y ruegos para exigir medidas ante el riesgo derivado del avanzado estado de deterioro de la vivienda.

Desde el Gobierno local sostienen que se trata de un conflicto entre propietarios y que no pueden actuar porque está judicializado. La casa de seguros de la afectada ha recurrido a los tribunales y el Ejecutivo sostiene que no pueden realizar ninguna actuación hasta que los jueces diriman el conflicto.

La situación de esta vivienda de Betanzos es similar a la que padecen otros vecinos en la comarca. Como Manuel y Consuelo, dos residentes en Bergondo que lidian desde hace años con la ruina. Son propietarios de sendas casas de Moruxo que colindan con un inmueble en total estado de abandono y que se ha convertido en un foco de insalubridad y una fuente de filtraciones de agua. El primer escrito de queja lo presentaron en 2008 y Veciños de Bergondo llevó su caso varias veces a pleno. Pero todo sigue igual. O peor. "Mi casa está cada vez más deteriorada", se quejaba ayer Consuelo. Los vecinos han presentado varios escritos en el Concello, que ya en 2014 avanzaba su intención de incluir una partida en el presupuesto para ejecutar el derribo de forma subsidiaria. El Ejecutivo atribuye el retraso a dificultades legales y apela a la presentación hace unos años de un plan de rehabilitación por parte del propietario, que nunca pasó del papel. "Ahora nos dice que en 2017. Todo son largas", lamenta Consuelo.