Una de las tendencias más en boga en la política actual, la participación, tiene en Culleredo una experiencia piloto en categoría de veteranos. Son los delegados parroquiales. Encargados de colaborar en la organización de las actividades y ejercer de puente entre el Ayuntamiento y sus vecinos, una veintena de mayores representan a las parroquias del municipio en el desempeño de una figura con dos décadas de historia en el municipio desde que se implantó, en 1996.

"Echamos una mano para poner los papeles y ayudar a anunciar fiestas o excursiones o para organizar los viajes y cuando nos reunimos con Elena, la del Ayuntamiento, una vez a la semana, le decimos qué deficiencias hay por aquí, qué cosas necesitan los mayores", explica uno de los tres delegados parroquiales de Vilaboa, Jesús Oubel. A sus 74 años, este vecino acumula "unos ocho" como representante de sus vecinos. Un banco roto en la calle Domingo Sierra fue la última petición que trasladaron al Concello. Y ya ha sido atendida, asegura el delegado. Para recabar las demandas de los vecinos que deben trasladar al Gobierno municipal, los representantes se valen del contacto diario con ellos. Además, una vez al año se celebra una reunión abierta a todos los vecinos con la trabajadora municipal que tienen como enlace.

Lejos de cansarse de mediar entre gobernantes y vecinos, Jesús Oubel asegura que le gusta su papel. "Me gusta tratar con la gente", afirma, y se muestra contento en el trabajo con sus dos compañeros representantes de Vilaboa. De su gusto por el trato con gente y la participación en actividades da muestra también que canta en dos corales.

En Sésamo, la encargada de ayudar al Ayuntamiento en la organización y difusión de iniciativas como la excursiones es Carmen Sánchez. A sus 85 años, ejerce delegada parroquial desde hace "doce o trece" porque, asegura, "aquí no hay otra persona". Y lleva su cargo con energía. "Riño con todos y me río con todos", bromea y añade entre risas: "Aquí yo soy la jefa". Sánchez se ocupa de ayudar en la difusión y organización de los viajes que organiza el Concello. "Yo reparto los papeles cuando me los da Elena, y llamo a ver quién quiere ir y se lo digo. Y después intento que todos estén contentos en el viaje o no haya problemas en el bus", relata. Cuando algo se rompe o se necesita, también toma nota, explica mientras se da cuenta que no ha planteado al Concello su propuesta de instalar unos bancos en la zona de O Casal, "para que pueda descansar la gente mayor que anda por allí". "Ya se lo diré a Elena cuando venga a traer los ingredientes para hacer las orejas o las filloas en Carnaval, que yo no tengo pelos en la lengua", asegura Carmen divertida.

Lejos de cansarse de su trato con sus vecinos y de la colaboración para dinamizar a los mayores de su entorno para que asistan a excursiones, Carmen asegura: "Yo soy la primera que va". Además, va a gimnasia y sale a caminar a diario, explica.

Los mediadores entre el Concello y los vecinos fueron elegidos el pasado mes de diciembre por todos los socios del llamado Club 65+. La participación se estructura en 14 núcleos: O Burgo, Vilaboa, Fonteculler, Almeiras, Culleredo, Veiga, Celas, Castelo, Sésamo, Sueiro, Orro, Bregua y Boedo. Ledoño quedó este año sin candidatos a delegado. El Concello apuesta por esta figura como modo de dinamizar a los mayores y agilizar el contacto con ellos con un representante vecinal y ve en los delegados parroquiales una suerte de avanzadilla de la participación que pretende extender a toda la población a través de los consellos sectoriales que comenzaron a desarrollarse en los últimos años.