El deterioro del tiempo se va apoderando de importantes edificios de Betanzos pero el rasgado de vestiduras solo se produce cuando se cae un pedazo, como el reciente muro del parque enciclopédico de O Pasatempo. Pero en la Ciudad de los Caballeros hay más construcciones valiosas, por su significación histórico-artística o funcional, que van por el camino de la desaparición. Los distintos gobiernos locales han presentado en muchos casos demandas de ayuda al Gobierno central, año tras año desoídas. En 2005 se inauguró el centro de salud en O Carregal y desde ese momento el Gobierno local solicitó a la Seguridad Social el uso del antiguo ambulatorio de la calle Pintor Seijo Rubio primero para centro de día, y tras años de fracaso en esta petición, después para albergar a entidades sociales, también sin éxito.

Una situación similar sucede con el viejo edificio de los sindicatos en la avenida de A Coruña, obra de 1964 de Rodolfo Ucha, que lleva años en total abandono y ruina, sufriendo pintadas e incendios. La Seguridad Social, propietaria también, nunca atendió la demanda del Gobierno brigantino de cedérselo para albergar reuniones de asociaciones vecinales, como las de A Magdalena que no contaban con una sede. Lo único que hicieron desde el Gobierno central fue tapiar las puertas y ventanas del inmueble para que no entrasen los okupas.

El PSOE presentó enmiendas al presupuesto y llevó al Congreso y al Senado el ambulatorio y el edificio de sindicatos, pero la Administración lo ninguneó.

Durante años se reclamó la rehabilitación del ruinoso monasterio de As Cascas y hasta se planteó su restauración como albergue, un proyecto del que no quedó nada (se abrió albergue de peregrinos junto al mercado municipal).

Betanzos tampoco logró protección para un conjunto como el de la antigua fábrica de curtidos en el barrio de A Magdalena, éste ya de propiedad privada, de la familia Etcheverría, que pudo ser un museo o centro de interpretación, con su pasado como refugio de leprosos y campo de concentración con presos como Vicente Ferrer.

Este espectacular ejemplo de arquitectura industrial, con su chimenea de ladrillo en pie a duras penas, se une a otra edificación fabril también importante y en absoluto abandono y deterioro: la fábrica de la luz en la entrada a la ciudad.

El partido Betanzos Novo presentará en el próximo pleno demandas que han ido decenas de veces a debate sin éxito, como reclamar al Gobierno estatal modificar los presupuestos de este año para, entre otras actuaciones, rehabilitar y ceder el edificio de sindicatos y el ambulatorio. El municipio no pierde la paciencia pidiendo, ni esperando.