La cercanía a una reserva marina produce unos beneficios netos en los caladeros adyacentes del 10% de la captura total, según un estudio del Instituto Español de Oceanografía (IEO) que cuantifica por primera vez la biomasa que se exporta desde una zona protegida a las zonas de pesca adyacentes.

Los investigadores del Centro Oceanográfico de Baleares del IEO, en colaboración con un biólogo de la Universidad de Washington y otra científica de la Universidad de Michigan, han concretado por primera vez en un estudio el número de ejemplares que migran desde las reservas marinas, según informó ayer el IEO.

Los resultados son fruto de un estudio de marcado y recaptura de langostas llevado a cabo por los científicos durante más de 10 años, en el marco de las actividades de investigación de los efectos de la protección en la reserva marina de las Islas Columbretes (Castellón), encomendadas por la Secretaría General del Mar.

Beneficio a la pesca

La investigación ha permitido cuantificar la exportación de biomasa y se estima que el 7% de la población de langosta que se encuentra en el interior de la reserva marina queda expuesta a la explotación en las zonas de pesca adyacentes.

Esta exportación (denominada spillover) compensa la pérdida de área explotada debido a la protección, fruto de la creación de la reserva y produce unos beneficios netos en los caladeros adyacentes del 10% de la captura total en peso, según el IEO.

Esto supone una media anual de más de dos toneladas de langosta que repercute directamente sobre la flota artesanal que faena en los caladeros ubicados junto a la reserva.