Francia cursó el martes pasado una alerta sanitaria tras detectar que hay alrededor de setenta ciudadanos de aquel país con diarreas, aparentemente tras haber resultado intoxicados por ingerir mejillón español afectado por biotoxinas del género lipofílico, entre las que destaca, precisamente, la toxina diarreica (DSP). Las autoridades sanitarias francesas contactaron con los responsables españoles en la materia, que a su vez informaron a la Consellería de Sanidade -y ésta a la de Medio Rural e do Mar- para que emitiera los informes correspondientes, tras concretarse que la procedencia del molusco contaminado es gallega.

Están en tela de juicio cuatro polígonos bateeiros de la ría de Arousa, aunque parece que los informes sobre la trazabilidad del producto y las investigaciones iniciales apuntan directamente a solo uno de ellos, del que habría salido el mejillón portador de toxinas lipofílicas con destino al país vecino.

Y el envío se habría realizado cuando ese polígono estaba oficialmente cerrado por el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar) desde siete días antes de que se emitiera la alerta francesa.

Esto es tanto como decir que el bateeiro de turno, la organización de productores a la que pertenece o la depuradora que adquirió el molusco -tanto si es gallega como francesa- habrían distribuido el producto de manera fraudulenta -para perjuicio de todo el sector-, y eso es lo que ahora trata de determinar con exactitud la Administración autonómica.

En este sentido, además de investigar el origen del molusco, la Consellería do Mar -que ayer ya presentó sus alegaciones- no descarta pedir explicaciones a Francia para determinar si la responsabilidad de esta intoxicación está en las depuradoras de aquel país que tras recibir el producto gallego lo llevaron al mercado y al consumidor final, quizás a sabiendas de que los polígonos de Galicia ya estaban cerrados por biotoxinas.

Incluso se baraja la posibilidad de que las depuradoras francesas mezclaran lotes diferentes de mercancía, resultando del todo imposible concretar su procedencia.

A partir de aquí entran en juego todo tipo de discusiones para saber si los franceses tendrían que haber evitado la entrada en su país de mejillón procedente de polígonos cerrados. Y tampoco hay que olvidar que en otras ocasiones se lanzaron alertas sanitarias que finalmente no prosperaron por falta de contenido, como también es cierto que Francia ya acusó otras veces a Galicia de enviarle producto tóxico, cuando en realidad no era así.

Esta vez, Mar confirma que la alerta sanitaria alude a moluscos bivalvos procedentes de España y retirados ya del mercado, aprovechando para recordar que el sistema de control gallego -a través del Intecmar- "cumplió estrictamente los pasos que establece la legislación vigente".