La investigadora Estefanía Paredes, del Laboratorio de Ecología Costera de la Universidade de Vigo (Uvigo), ha logrado congelar, por primera vez, embriones tempranos de erizos de mar con altas expectativas de supervivencia, tal y como adelantó ayer el portal GCiencia. Este trabajo se enmarca en la línea de investigación de criopreservación de invertebrados que desarrolla este departamento. Este laboratorio trabaja desde 2008 en el desarrollo de una metodología para criocongelar embriones y larvas de cuatro especies de invertebrados marinos: erizo de mar, ostras y dos tipos de mejillones.

Los resultados de la tesis doctoral de Estefanía Paredes permitirán contar con un criobanco de embriones de estas cuatro especies de alto impacto comercial: mejillón verde de Nova Celandia (Perna canaliculus), mejillón gallego (Mytilus galloprovincialis), erizo de mar (Parecentrotus lividus) y ostra pacífica (Crassotrea gigas), lo que tendrá aplicaciones destacadas tanto en el campo de la evaluación de la contaminación marina como en la acuicultura.

La criopreservación es una técnica de conservación de material biológico a bajas temperaturas en presencia de agentes crioprotectores, que funciona a modo de anticongelante y empleando una tasa de congelación adecuada al tipo celular que permite la congelación sin la formación de hielo intracelular, algo que "sería letal", explica la investigadora viguesa. Según Paredes, durante este proceso hay varios aspectos que resultan cruciales: la elección del crioconservante y su concentración, las tasas de congelación y de descongelación y la retirada del crioprotector. "Se trata de un proceso laborioso y delicado que nos permite la congelación de embriones de erizo de mar con un algo porcentaje de superviviencia que pueden ser utilizados en bioensayos ecotoxicológicos", explica. La investigadora añade que se suele emplear el erizo de mar para este tipo de estudios porque en estados de desarrollo temprano son muy sensibles a la contaminación. Con la crioconservación se asegura la disponibilidad de embriones durante todo el año. "Demostramos que se pueden congelar embriones de erizo de mar y descongelarlos satisfactoriamente. Cuando no tengamos acceso a erizos frescos, por el mal tiempo o por estar fuera de temporada, podremos tener un criobanco de embriones congelados a los que acudir", afirma.

El proceso consiste en que una vez descongelados los embriones, se retiran los restos de crioprotectores y se incuban en muestras diluidas del agua que se quiere analizar. "Tras 96 horas, podemos estudiar cómo se modificó el crecimiento de las larvas a partir de los embriones descongelados. Si las larvas son de igual tamaño que las que incubamos en una muestra de control con agua de mar limpia, no hay contaminación. Si su crecimiento fue menor es que algo en el agua inhibió su crecimiento", explica.

Pero la criopreservación también supone importantes ventajas en la producción de especies de alto consumo como la ostra y el mejillón. Entre las posibles aplicaciones se encuentra poder contar con embriones para cruzar con otros de interés, seleccionar las cantidades demandadas por el mercado y aquellas resistentes a virus o enfermedades que puedan arruinar la temporada. En este sentido, la Universidad de Vigo trabaja en la selección de ostras resistentes al virus Herpes-virus 1, que en 2012 provocó una alta mortalidad, para poder continuar con el cultivo. En el caso del mejillón, podría obtenerse cría de mejillón durante todo el año y asimismo seleccionar los ejemplares más grandes o más pequeños, en función de la demanda del mercado.