La Unión Europea (UE) aprobó ayer la normativa que permitirá poner fin a los descartes pesqueros, la práctica de devolver al mar las capturas no deseadas (vivas o no). La norma, conocida como reglamento Ómnibus, tiene como objetivo combatir la sobrepesca y mejorar la situación de las poblaciones de peces.

Esta nueva exigencia de los Veintiocho ya está en vigor para las pesquerías pelágicas (como la de anchoa o xarda) desde el pasado 1 de enero y se aplicará progresivamente en las más complicadas, como es el caso de las pesquerías mixtas de especies demersales (de fondo). Las reglas empezarán a regir para estas flotas a principios de 2016.

Los Estados miembros respaldaron el pacto que cerraron los negociadores el pasado 29 de enero, a través de sus embajadores ante la UE -el Comité de Representantes Permanentes (Coreper)-. Para que el acuerdo sea efectivo es necesaria todavía la ratificación formal tanto del Consejo como del pleno del Parlamento Europeo, que se producirá a partir de abril.

La normativa, una de las mayores novedades de la Política Pesquera Común (PPC), contiene modificaciones a las actuales medidas técnicas y de control para hacer realidad el deber de llevar a tierra todas las capturas. La Comisión Europea tendrá que elaborar un informe anual sobre la puesta en marcha de la obligación de desembarque, creado a partir de la información que le transmitan los países miembros.

La UE se comprometió además a evitar el desarrollo de mercados paralelos de pescado inferior a la talla mínima y a encontrar una "solución pragmática" para el almacenamiento de las capturas a bordo de los buques.

Los armadores, por su parte, no estarán obligados, como recogía la anterior PPC a llevar un diario de pesca en el que aparezca un listado con las cantidades de todas las especies que transporten, siempre y cuando las capturas sean superiores a 50 kilos (equivalentes en peso vivo).