El colectivo de pescadores artesanales españoles -desde Galicia a Canarias, de Cataluña a Andalucía y del Cantábrico a Baleares- están dispuestos a redactar un documento base a presentar ante la Secretaría General de Pesca y los representantes de los partidos políticos, tanto los de nuevo cuño como los más antiguos o veteranos, para que España tenga claro y así lo haga saber a la Comisión Europea, que su segmento de flota ha de ser reconocido, necesariamente, por lo que hace y no por los metros de eslora entre perpendiculares de cada uno de sus barcos.

Rechazan que se considere que una embarcación, por tener 12 o 15 metros de eslora, ha de ser calificada como barco industrial cuando sus pesquerías determinan claramente que, por tipo de arte, por capacidad de captura debido a sus motores y, sobre todo, a sus escasos tripulantes, son barcos artesanales que faenan a un tiro de piedra de su puerto base.

Hasta ahora, ni la administración pesquera española, ni la comunitaria, han querido entender estos viejos planteamientos y los pescadores, nuestros marineros, consideran que ya es hora de que alguien "se moje" el fondillo del pantalón en este asunto que, desde hace años, los trae de coronilla.

Los argumentos de los pescadores son bien sencillos, como explica Ángel: "Pesca industrial es la que realiza a bordo una manufactura o primer procesamiento, congelación por ejemplo; pesca no industrial, el resto".

Así, sin más. Sin tener en cuenta la eslora del buque en cuestión y haciendo hincapié en que el pesquero artesanal no debe disponer de medios o sistemas que permitan la manufactura en el propio barco.

Desconocen los marineros cuál es o puede ser la respuesta de Madrid y Bruselas al respecto y qué opina sobre este particular la Consellería do Mar a quien, por cierto, los pescadores artesanales gallegos demandan que se regule con criterio el acceso a las pesquerías comerciales de los pescadores deportivos y, sobre todo, de los jubilados que se convierten también en pescadores deportivos cuando, a la hora de la verdad, muchos de estos pescan en clara competencia con los profesionales y venden sus capturas en las mismas lonjas que lo hacen estos, si bien a precios inferiores, con lo que, al venderse siempre por el sistema "a la baja" en la subasta, las capturas de los barcos artesanales son un verdadero disparate en cuanto al rendimiento para armadores y tripulaciones.

La pesca deportiva o pseudo deportiva (esta, la practicada por jubilados) se regula en Canarias en base a un máximo de tres días de pesca a la semana y con un techo de cinco kilos de pescado por día. Podría ser el camino a seguir para evitar que se esquilmen las zonas de pesca en las que inciden muy directamente los artes considerados artesanales.

Juan Gabriel pone un ejemplo: "Hace 35 años, trabajábamos con el arte de línea-cordel y vivíamos. Hoy, con un permex para esta modalidad, es mejor quedarse en casa porque los pescadores deportivos y los pescadores jubilados arrasan pesquerías como las del choco, sepia o pulpos y tú no puedes decir ni esta boca es mía".

Si se pretende conservar la pesca artesanal, fuente de riqueza para un importantísimo número de familias gallegas que viven en la franja costera, alguien debe tener en cuenta la queja de los artesanales comenzando por definir de una vez qué es la pesca artesanal, y regular la pesca deportiva y la que practican aquellos que tienen todo el tiempo del mundo para pescar y competir con ventaja con los que, hasta su jubilación, eran sus compañeros de faena.