Las cofradías de pescadores, que siempre se han tenido como el más claro vínculo de la Administración con armadores y marineros de las distintas artes de la pesca artesanal o de bajura, viven con mucho interés el proceso de elecciones para designar nuevo presidente de la Federación Nacional, ya que el malpicán Genaro Amigo no podrá repetir en el cargo para que el que fue elegido hace ocho años.

En vista de que los políticos ni siquiera se acercan a ellos para conocer y tratar sobre los problemas de la pesca, los marineros demandan que cuando menos les "doren la píldora", para reconocerles que tienen un mínimo papel en esta suerte de combate incruento (pero duro) en el que estamos metidos para designar qué partido va a gobernar.

Pero no, los políticos no hablan de la mar. Y menos de la pesca. La ignoran, la desconocen, la dejan para los cargos intermedios del Gobierno, que son los que marcan la pauta a seguir. Armadores y marineros no quieren seguir siendo los comparsas de la feria de el pescado y el marisco.

El futuro presidente de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores necesariamente ha de conocer lo que el sector pesquero demanda. Y una de estas demandas es que se le ponga freno a determinadas decisiones de la Secretaría General de Pesca. Porque tales decisiones afectan a un colectivo de muchos miles de personas y las toman aquellos que, por voluntad de quien manda, pueden cesar en cualquier momento. Pero el mal ya estará hecho.

Fernando Gutiérrez, patrón mayor de la cofradía canaria de El Hierro, es partidario de "abrir nuevos caminos para cambiar la historia de la pesca", y estos caminos nuevos han de ser fruto de nuevos planteamientos de los pósitos españoles que, de una vez por todas, deben sentar las bases de lo que es su participación directa en los asuntos del sector.

Hasta el momento, nadie se ha referido a la pesca en la campaña. Nadie se da cuenta de que hay mar y que en este todavía hay marineros y armadores, y que cada uno de estos es un voto. Y que todos los votos juntos de la gente marinera pueden hacer que la balanza se incline decisivamente en unas circunstancias en las que nada se puede perder cuando tanto hay que ganar.