La Comisión Ballenera Internacional (CBI) decidirá a finales de este mes sobre la creación de un gran santuario con una superficie similar a la de Rusia y la India juntas. Estaría situado en el Atlántico Sur y abarcaría desde Brasil hasta la Antártida, uniéndose al santuario ya existente, donde los barcos balleneros no podrán entrar.

La protección servirá para que las más de 50 especies de ballenas que viven en la zoba recuperen sus poblaciones y queden a salvo de las amenazas humanas que, en el último siglo, causaron la muerte de casi tres millones de ballenas. La creación del santuario fue planteada en 1998, con la intención de que se apostase por la investigación científica y el turismo.

Páises como Brasil, Argentina o Sudáfrica apoyan ahora la creación del santuario, tras el bloqueo de la iniciativa por el lobby de países balleneros escabezado por Japón. El último intento para avanzar en la consecución de esa reserva fue el año pasado, cuando varios países, influídos por las presiones de los estados balleneros, votaron contra el santuario y la propuesta se quedó en el 69% de los votos, cerca del 75% preciso.

Japón presiona a los países pequeños para que voten en contra, pero esta vez, según las organizaciones promotoras, el país asiático "está más solo que nunca".