Bien está lo que bien acaba, según reza el dicho archiconocido.

Y es que, al parecer, se puede lograr un acuerdo entre España y Portugal por el que, además de compartir caladeros, finalmente los arrastreros lusos van a respetar los usos y costumbres que asumen desde hace años sus compañeros pescadores del Cantábrico Noroeste: el descanso semanal.

Soy de los que tienen que ver estas cosas para creerlas. Pero reconozco asimismo que los portugueses cumplirán su compromiso si este, efectivamente, se produce. Es gente de palabra. Espero que lo sean también los propietarios (¿armadores?) de buques lusos que solo tienen de tales la bandera y el registro porque el capital está en manos de gallegos que, a la vista de lo que había (de hecho, todavía hay) han sacado tajada al hacer lo mismo que los supuestos infractores hacían: desde pescar en festivos y fines de semana, a utilizar el tren de bolos en aguas de Asturias.

Si se logra ese acuerdo, indudablemente será un paso trascendental tanto para la sostenibilidad del caladero como para las economías de los pescadores. Porque, aunque no lo parezca, si la totalidad de barcos que faenan en el citado caladero nacional dejasen de pescar los fines de semana, se permitiría en buena medida que éste se recupere más y mejor.

Espero con curiosidad, no obstante, conocer los términos de ese acuerdo. Porque mucho me temo que los armadores de los barcos portugueses van a intentar lograr alguna contraprestación por parte española a esa "concesión" que imagino no va a ser gratuita. Tiempo al tiempo.

Somos vecinos -gallegos y lusos- pero, en el fondo, rivales en pesquerías comunes y a todos nos gusta la rentabilidad de nuestro trabajo.

Ya veremos el precio a pagar.