Opinión | Inversión

Naturgy: entre Australia y Abu Dabi

El éxito de la OPA de Taqa/ADQ pasará por el interés que puedan tener los accionistas actuales de Naturgy en vender

El presidente de Naturgy, Francisco Reynés.

El presidente de Naturgy, Francisco Reynés. / NATURGY - Archivo

En septiembre de 2021, el fondo de inversión australiano IFM anunciaba su intención de entrar en el capital de Naturgy por la puerta de atrás. Fue una decisión que cogió por sorpresa al equipo ejecutivo de la gasista y a su principal accionista, Criteria, la herramienta inversora de Fundación Caixa. Tres años y medio después y tras una intensa campaña de seducción y marketing, IFM se ha consolidado como cuarto accionista de Naturgy, con el 15% del capital, tras realizar una campaña de seducción, que incluyó celebrar su convención anual en Madrid.

Hoy, es por la puerta de delante, con el visto bueno de Criteria y del Gobierno español, que el segundo fondo soberano más importante del emirato y decimocuarto del mundo con 180.000 millones de euros en activos, Abu Dabi Development (ADQ), ha anunciado entrar en el capital de la energética a través de una de sus participadas, Taqa, que ha lanzado una OPA por el 100% de Naturgy.

ADQ quiere sumarse a las presencias en el sector energético que ya tienen en España otros dos fondos del Golfo Pérsico: Mubadala, que controla el 62% de la petrolera Cepsa (el otro 38% está en manos del fondo de inversión Carlyle) y Qatar Investment, con el 8,71% de Iberdrola. El poder árabe entre las grandes empresas españolas se conpletó con el anuncio de la saudí STC de intentar tener el 9,9% de Telefónica.

El éxito de la OPA de Taqa/ADQ pasará por el interés que puedan tener los accionistas actuales de Naturgy en vender. Además del 26,7% de Criteria/Caixa y el 15% de IFM, completan el accionariado de la empresa presidida por Francisco Reynés dos gestoras de fondos: Rioja, 20,7%, y GIP, con el 20,6%. Con un 4,1% está otro grupo controlado por un estado extranjero: la petrolera argelina Sonatrach, con un 4,1%. Restados estos grupos, queda un 12,9% del capital en manos de otros fondos y minoritarios. Rioja está participada mayoritariamente por el fondo CVC y en un 25% por Corporación Financiera Alba, participada por la familia March.

"El pecado original de lo que está ocurriendo en Naturgy es fruto de la decisión de Repsol de vender su participación en la gasista." Quienes han seguido los diversos movimientos accionariales de la compañía, consideran que febrero de 2018, cuando la petrolera vendió el 20% que le quedaba en Naturgy a CVC y Alba abrió las puertas a una nueva etapa de inestabilidad financiera, con la compañía en manos de fondos que buscan solo la rentabilidad a corto plazo. GIP, el otro gran fondo accionista, fue comprado por Blackrock -la mayor gestora de fondos del mundo- este año. Fueron estos fondos quienes influyeron para que Reynés presentara al consejo de Administración de Naturgy el proyecto Geminis, que debía dividir la compañía en dos: negocios regulados y negocios libres, más sujetos a las nuevas energías. El Gobierno español se mostró siempre en desacuerdo en esta división.

La historia de Naturgy ha estado siempre ligada a movimientos corporativos potenciales o realizados. Desde sus intentos a inicios de los años noventa del siglo pasado de unirse a Aguas de Barcelona, hasta su fallido intento de comprar Endesa. Finalmente, acabó comprando Unión Fenosa.

A Naturgy se le plantea un cóctel accionarial formado por un fondo soberano de un emirato árabe, un fondo australiano, el estado argelino, la principal fundación española más gestoras de fondos de inversión anglosajonas solo puede generar un complejo sistema de gobernanza con intereses muy distintos. Y, por arriba, un Gobierno español con la intención de influir mucho más en los sectores estratégicos del país. El baile sigue.