Cada vez son más las personas que, con un dependiente en el hogar, deben ejercer casi de cuidadores profesionales, pero sin haber recibido nunca formación para ello. Aprender claves para mover a un paciente encamado o sobre su alimentación son algunas de las cuestiones que se tratan en manuales específicos para cuidadores que se pueden consultar en la web de la Consellería de Benestar o que se reciben en cursos especiales que ofrecen algunas asociaciones. Talleres formativos que siempre focalizan la atención en la persona dependiente. Por ello, desde la Fundación Mujeres han decidido darle un giro de 360º grados a esta formación y desde hace un mes imparten un taller de salud y autocuidado -pensado para mejorar la calidad de vida del cuidador- en la sede coruñesa de la Asociación Pro Personas con Discapacidad Intelectual de Galicia (Aspronaga).

Esther, Gloria o Esperanza son algunas de las trece madres de personas con discapacidad intelectual que cada viernes se reúnen en Aspronaga con el objetivo de aprender que, sin mermar la calidad de la atención que dan a sus familiares, es posible sacar tiempo para ellas. "Muchas aseguran que no tienen tiempo ni para tomar un café", señalan las monitoras de este taller, María Hervada y Esther Basanta, quienes alertan de que "si el cuidador no se cuida, al final habrá que hacerse cargo de dos personas en lugar de sólo una". Ellas les dan pautas para mejorar su bienestar trabajando aspectos como la autoestima, la gestión del tiempo, la relajación o el reparto de tareas.

Pero además, este taller es una forma de crear lazos con otras mujeres con vidas similares y de olvidar, durante dos horas, la situación individual de cada una. Pese a lo que pudiera parecer desde fuera, la alegría preside este taller. Antes de empezar, bizcocho casero, orejas y café para todas. A continuación sacan boli y libreta para ponerse a trabajar. Hoy toca hablar de la salud: cómo la entienden y qué hacen para mejorarla o empeorarla en su día a día. Las ideas fluyen con rapidez y las anécdotas se suceden.

Esperanza Ruiz, madre de un niño dependiente de 13 años y a cargo también del abuelo - "por el momento autosuficiente", señala- es de esas cuidadoras que procura sacar algo de tiempo para ella aunque reconoce que es complicado. "Te olvidas bastante de ti porque son muchas horas y apenas descansas, pero es necesario intentar hacer vida normal porque sino acabas hundiéndote", señala minutos antes de iniciarse el taller de autocuidado al que acude cada viernes en la sede coruñesa de Aspronaga.

"Es una experiencia muy enriquecedora porque te enseñan a gestionar tu tiempo y escuchas a otras personas que están como tú", indica Esperanza. "Es una oportunidad de formarme. Realmente los cuidadores ejercemos como profesionales cuando no lo somos", sostiene y resalta lo positiva que resulta esta iniciativa. "Es una forma de crear lazos entre nosotras y el taller se caracteriza por la alegría, la alegría de vivir", sostiene.

Pese estar decidida a aprender cómo mejorar su calidad de vida, Esperanza reconoce que intenta, siempre que puede, buscar tiempo para ella misma. "Hago deporte, me gusta mucho cuidarme, ir a la peluquería y aprovecho los respiros de Aspronaga -organizan campamentos para los niños- para ir a tomar un café, intentar hacer vida normal", asegura.