Una esperanza que viene de EE UU

Aparece un donante compatible con Estefanía Blanco, coruñesa con leucemia mieloide aguda cuya familia inició una campaña para aumentar el número de donaciones

La coruñesa Estefanía Blanco, durante su ingreso en el Hospital Montecelo, en Pontevedra, junto a su marido, Luis Miguel Díaz.  | // CEDIDA

La coruñesa Estefanía Blanco, durante su ingreso en el Hospital Montecelo, en Pontevedra, junto a su marido, Luis Miguel Díaz. | // CEDIDA / M. gonzález

M. gonzález

“Hay luz”. Con felicidad contenida celebra Luis Miguel Díaz, el marido de Estefanía Blanco, joven coruñesa afincada en Pontevedra con leucemia mieloide aguda, que por fin ha aparecido un donante compatible en Estados Unidos. “Desde tan lejos, alguien anónimo le ha regalado esperanza. El mejor regalo de un amigo invisible”, anunciaban para comunicar esta nueva esperanza a la que se agarran en la dura batalla por la vida que libra la joven.

Agradecen también que todo ha sido posible “porque un mundo unido es un mundo mejor”, en relación a la respuesta y apoyo de tanta gente a la campaña que iniciaron en redes y medios de comunicación para fomentar la donación de médula ósea.

Ahora afrontan los próximos días “entre la esperanza y la incertidumbre”, por esta nueva etapa que están a punto de afrontar y, aunque asumen que será una etapa muy dura, tienen “una luz y motivos para luchar”.

Todo este tiempo de espera durante los últimos meses ha sido eterno. Estefanía Blanco, que conoció su diagnóstico durante su segundo embarazo, fue sometida hace unos meses a un autotrasplante, pero no funcionó. Su única opción era, desde entonces, el trasplante de un donante compatible. “La espera ha sido muy dura, con mucha incertidumbre. Además el proceso es muy opaco hasta que está todo cerrado y hay un donante que está listo y es compatible; mientras se gestiona todo, en ese impás, la incertidumbre que le queda al paciente es brutal”, reconoce su marido.

Afirman por fin estar “contentos y agradecidos de que haya esta esperanza y, encima, que apareciera del otro lado del charco”, prosigue. “Es una suerte tener esta posibilidad de que haya países interconectados entre sí a través de los centros de donación de médula”, destaca Díaz: “En nuestro caso ha sido desde Estados Unidos, no sabemos más porque la donación es anónima, pero nos parece importante compartir eso para que todo el mundo sepa que tenemos esta oportunidad que ahora nos viene fenomenal a nosotros, pero que también puede llegar a muchas personas en cualquier parte del mundo. Es una maravilla tener esta posibilidad”.

El trasplante es inminente. Se realizará en los próximos días, en los que hay que coordinar el envío de la médula desde Estados Unidos y también preparar a Estefanía para la intervención. “En los próximos días ingresará para “un acondicionamiento, como denominan los médicos”, explica. “Al igual que cuando le hicieron el autotrasplante, le pondrán una parte de quimio y una parte de inmunosupresión”.

Ahora mismo Estefanía Blanco se encuentra en su casa de Pontevedra, a donde se habían mudado para recibir apoyo y soporte familiar ya que tienen un niño pequeño, Liam. “El siguiente paso será ingresar en A Coruña”, anuncia Luis Díaz. “En Pontevedra no gestionan los trasplantes alogénicos —cuando las células madre provienen de otra persona—, solamente hacen los autólogos, por lo que tendremos que volver a A Coruña”, expone. “Los trasplantes alogénicos solo se hacen en tres centros en Galicia: A Coruña, Santiago y Vigo. Nosotros, al final, estábamos en A Coruña y nos volveremos para este trámite. Además, fue donde nos dieron la noticia, porque es la hematóloga de A Coruña la que lleva su caso”.

Se preparan hora para seguir batallando. “Va a ser un proceso duro, pero es lo que tenemos. No hay más opciones. Al menos tenemos una opción a la que agarrarnos para seguir luchando”, anuncia.

Tras recibir la noticia, su marido afirma que Estefanía está “muy contenta, pero también muy nerviosa”. “La última quimio sabíamos que iba a ser razonablemente suave porque era una cosa intermedia para poder aguantar, pero ahora, aunque es una suerte tener esta esperanza, se tiene que volver a mentalizar de a dónde vamos, porque tenemos por delante un proceso muy duro y en el que puede haber complicaciones”, se mentaliza también él.

Cogerán fuerzas estos días para librar esta nueva batalla también emocionados por el apoyo y cariño recibido desde que ha trascendido su caso. “Ahora, evidentemente, tenemos otro foco, pero nos gustaría seguir empujando esto”, dice, en relación a la campaña que iniciaron para tratar de aumentar el número de donaciones. “Podemos ayudar a otras personas. Ahora mismo tenemos que diluir un poco de fuerzas porque nuestro foco se va a centrar en que salga todo bien, pero uno de los motivos para comunicar la aparición del donante, aparte de dar una buena noticia y agradecer a todos los que nos han ayudado con la difusión, es aprovechar la oportunidad para mostrar que hay luz y que el que esté dudándolo que sepa que, si lo hace, le va a salvar la vida a alguien. Generas mucho con muy poco. Si no arrimamos cada uno un poco el hombro no conseguimos nada”, dice, emocionado. “Esperamos, dentro de unos meses, poder dar otra buena noticia”, añade, con la esperanza de poder anunciar pronto la recuperación de su mujer.

El caso de Estefanía Blanco supone así una esperanza para pacientes como el pequeño Alejandro, un niño almeriense de 10 años que padece leucemia desde hace dos años. Su madre, María Luisa, ha hecho un llamamiento desesperado para poder encontrar un donante compatible.

Para ser donante hay que tener entre 18 y 40 años y no tener ninguna enfermedad grave o transmisible. Si alguien está interesado en donar puede acercarse al centro de donación de sangre más cercano, aunque en el caso de Galicia la inscripción puede realizarse también a través del enlace https://galicia.medulaosea.org/inscr/1. En el caso de pertenecer a otra comunidad autónoma se puede consultar en https://fcarreras.org/donacion-de-medula/donde-hacer-donante-de-medula-osea/.

En Galicia hay más de 14.000 donantes inscritos en el Redmo, mientras que la cifra alcanza el medio millón en todo el país.

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