Rodrigo Leão (Lisboa, 1964) visita España en la gira que conmemora sus 25 años de carrera en solitario. El fundador de los grupos Setima Legiao y Madredeus analiza pasado, presente y futuro de su dilatada trayectoria en el mundo de la canción y cómo es su forma de entenderla.

-Un cuarto de siglo de carrera en solitario, más de 35 desde sus comienzos, ¿cómo se ven ahora esos años con el paso del tiempo?

-Bueno, aunque ha pasado mucho tiempo desde que empecé ha sido muy rápido. La verdad es que estoy muy feliz con todo el trabajo que he tenido la suerte de hacer a lo largo de todos estos años de mi vida. Es cierto que empecé con Setima Legiao, pero la fecha que ahora se conmemora es que han pasado 25 años desde que lancé mi primer disco en solitario, Ave Mundi Lunar. Echando la vista atrás a todo lo que ha pasado durante todos estos años me doy cuenta de que he tenido la oportunidad de trabajar con grandísimos músicos y de áreas musicales muy diferentes. Desde el tango con Daniel Melingo, al pop británico con Beth Gibbons o Neil Hannon. Todo esto, además de la música clásica o los ritmos populares brasileños, han influido en mi música a lo largo de este tiempo, y creo que eso solo ha sido posible en solitario. Y este año, para conmemorarlo, estamos haciendo una gira con tres o cuatro conciertos diferentes.

-Esa libertad creativa en solitario ha dejado trabajos como O retiro , A vida Secretas das Máquinas o Life is long ¿Qué viene después?

-Sí, durante estos años he tenido mayor libertad. He tenido la oportunidad de trabajar en varios proyectos que me resultaban interesantes. Creo que es como una necesidad que está dentro de mí. No puedo estar siempre haciendo lo mismo. Y, últimamente he realizado trabajos más electrónicos como A Vida Secreta das Máquinas, o más sinfónicos, como O Retiro con la orquesta Gulbenkian. Ahora estoy empezando a trabajar en un disco nuevo, del que tampoco quiero desvelar mucho.

-Su música está cargada muchas influencias desde Setima Legiao , algo parecido al New Order portugués, a Madredeus y ese giro al fado.

-La verdad es que sí, cuando empezamos, en los 80, teníamos una gran pasión por grupos como Joy Division y eso es algo que volcamos en nuestro primer proyecto. Madredeus, en cambio, tuvo una inspiración muy fuerte en el fado, pero creo que era un poco diferente de lo que hacía gente como, por ejemplo, Amalia Rodrígues. Creo que fue la primera vez en la que, a algo inspirado en el fado, se le añadían instrumentos diferentes de los habituales. Nosotros incorporamos elementos como el acordeón o el chelo. Y, ya en solitario, tenía la intención de hacer una música más instrumental, más minimalista, y es ahí cuando se aprecian las influencias de compositores como Ryuichi Sakamoto, Michael Nymann o Philip Glass... todos grandes compositores que me marcaron en los años noventa.

- Madredeus fue un fenómeno mundial, ¿abrió camino a la música del mundo?

-No lo sé, es muy difícil de explicar por qué un grupo tiene más éxito que otro. Pero lo que sí que creo es que Madredeus ha transmitido mucho de Portugal, la influencia del fado, una música más melancólica, y creo que el público tenía y continúa teniendo un cariño muy especial por la música de Madredeus.

-En 2017, continuando con la expansión de lo portugués, se vivió el fenómeno Salvador Sobral. ¿Qué le pareció?

-Para Portugal ha sido importante, conozco a Salvador Sobral y creo que ha tenido una postura muy original para un festival como Eurovisión. Y, bueno, ha sido la primera vez que Portugal gana un festival con una importancia tan grande como Eurovisión. Pero hay muchísima gente nueva trabajando en Portugal mismo. Con una crisis económica tan grande hay gente con mucha energía e ideas nuevas, y eso es muy importante.

-¿Cómo percibe la relación entre España y Portugal en lo cultural, y sobre todo en la música? ¿Hay una mayor sensibilidad por ser vecinos?

-Creo que hay una proximidad mucho mayor con España que con otros países. Además, España es nuestro vecino, pero ha sido siempre un país que ha acogido muy bien nuestros trabajos. Y para nosotros el público de España es especial porque se muestra mucho más cálido que el de otros países.

-Ya hemos hablado de sus numerosas colaboraciones, de Beth Gibbons a Ludivico Einaudi. ¿Quién le falta?

-Faltan muchos. Porque siempre estoy tratando de encontrar nuevos momentos, nuevas ideas. Y, claro, hay muchos músicos con los que me gustaría colaborar. Existe una posibilidad infinita de hacer mezclas infinitas. Pero si ahora tuviera que escoger uno, te diría que Silvia Pérez Cruz (Palafrugell, 1983).

-Este año también ha salido el disco Os portugueses , la banda sonora del documental de Antonio Barreto. Además, ha colaborado en películas como El mayordomo de Lee Daniels y en la española 100 metros . ¿Volveremos a escucharle en las salas de cine?

-Es un camino que para mí y para la música que intento hacer tiene mucho sentido. Creo que mis trabajos tienen un alma muy cinematográfica. He tenido durante estos últimos años muchas oportunidades de colaborar con directores de la talla de Lee Daniels o Ruben Alves y es un camino que me gusta, y con el que quiero continuar.