Ángel Ron Fraga, fundador y primer director del Sanatorio Belén, será incinerado hoy en el tanatorio Servisa tras la misa que se oficiará en la capilla del mismo centro a las 13.00 horas. El conocido médico coruñés falleció el pasado viernes a los 80 años y se encontraba totalmente retirado de la actividad médica y empresarial, que abandonó en 2004 tras la muerte de su hijo, Ángel Ron Corzo, cuando contaba con tan sólo 45 años.

Nacido en Santiago en 1930, Ron pasó sus primeros años de vida en Vilanova de Lourenzá, donde su padre ejercía como médico. A los 10 años se instaló con su familia en A Coruña y en su juventud siguió la estela de su progenitor al cursar los estudios de Medicina en la facultad compostelana, donde se especializó en Ginecología.

Tras una primera aventura empresarial con varios compañeros en la que crearon el Sanatorio Nuestra Señora del Rosario, en 1967 fundó su propio centro, la Maternidad Nuestra Señora de Belén, que se convirtió en una institución pionera en Galicia ya que fue uno de los primeros hospitales españoles en disponer de una Unidad de Reproducción Humana.

Parejas procedentes de toda España y Portugal fueron tratadas en este servicio, dirigido por el hijo de Ron, quien en 1989 trajo al mundo el primer niño probeta nacido en Galicia. El sanatorio Belén fue también el pionero en la comunidad gallega en la realización de las técnicas de diagnóstico cromosómico prenatal, conocidas como la prueba de la amniocentesis, con la que se puede apreciar anomalías en el feto durante el tercer mes de la gestación. Otro hito en la trayectoria del centro fue el empleo de embriones congelados para conseguir embarazos, así como el tratamiento de la esterilidad masculina mediante la inyección intracitoplasmática de espermatozoides. El fallecimiento de Ron Corzo en 2004 llevó a su padre a vender el sanatorio al empresario Juan Carlos Rodríguez Cebrián, con lo que se desvinculó de la actividad médica.

Afición por el fútbol

Otra de las facetas de este facultativo fue su afición por el fútbol, que le llevó a entrar en la directiva del Real Club Deportivo en 1962 y a enfrentarse con el dirigente del Real Madrid Raimundo Saporta por el traspaso de Amancio. En 1974 volvió a ser directivo del club.

Ron fue además el delegado de la sede coruñesa del Campeonato Mundial de Fútbol de 1982, que hizo posible la reforma y ampliación del estadio de Riazor. Su exitosa gestión hizo surgir la iniciativa de que optase a la Alcaldía, aunque rechazó esta posibilidad.