Ariel Rot (Buenos Aires, 1960), exmiembro de Tequila y Los Rodríguez, visita la ciudad el próximo sábado para explorar un nuevo tipo de concierto en solitario, acompañándose de guitarra y de piano. a las 23.30 horas en el Playa Club.

-¿Qué nos espera en este espectáculo?

-El concierto se compone de tres tercios. Una primera parte que llamo eléctrica, una segunda, en la que tocaré el piano, y una tercera también con guitarra, pero acústica, la más clásica. La del piano es la parte que me ha costado más trabajo preparar.

-Usted dejó el piano de niño.

-Tenía una profesora de música muy buena, pero muy exigente. Con diez años descubrí la guitarra y el rock me pareció una forma de conseguir más beneficio con menos esfuerzo. Pero siempre he tenido un piano cerca, para componer o tocar en estudio.

-¿Le ha costado trabajo ponerse al día para el directo?

-Tanto como el que me ocupa hacer un nuevo disco. Pero probar algo nuevo tiene un componente de riesgo, excitante, motiva. Yo creo que es muy importante no aflojar en la recta final. Muchos artistas hacen sus mejores trabajos al principio de la carrera y los peores acabándola.

-¿El rock es un estilo o una búsqueda de individualidad?

-Las dos cosas. El rock es para mí un lenguaje, que me sirve para expresar absolutamente todo. A mí la palabra rockero me horroriza un poco, se peca de cliché juvenil.

-¿En qué sentido?

-El rock aparece como una corriente de jóvenes, hablando de los temas de los 18 o 20 años: las primeras salidas, las mujeres y el sexo, vivir en casa de tus padres? Pero no tiene que quedar aprisionado, se puede ir evolucionando a otros temas con la edad sin atascarse en el cliché juvenil. Hay mucho fundamentalismo en el rock, algo que debería quedar para ciertos deportes y políticas. Rock y esclavitud no pueden ir unidos.

-Entonces, grupos como AC/DC, Motorhead...

-Bueno, en este caso me hablas de marcas multinacionales, que tienen un formato muy perfeccionado y muy claro. Yo, para empezar, no soy rico como ellos, y el mío siempre ha sido un trabajo más de autor. No soy esclavo de mi propio sello. Ahora mismo no me gustaría ser un artista de aviones y hoteles.

-¿Y en otro momento?

-En otro momento quizás sí. Pero en cada etapa de la vida hay que buscar el equilibrio. Entre la música y la vida familiar, los amigos, la lectura, el ejercicio?

-Es argentino, con antepasados sefardíes, rusos, vive en España... ¿Que nace de esa mezcla?

-La experiencia de haber vivido en varios países me ha servido para crecer y tener cierto desapego a la palabra patria.

-¿Y las diferencias entre Argentina y España?

-Las hay en el rock. No tanto ahora, en el que todo está más globalizado y hay más fusión, pero sí en sus orígenes. El rock que nace en Argentina es más lírico, complejo y poético, mientras que en España es más callejero. Además, la tendencia en España ya en los 60 es aproximarse al mundo anglosajón. En Argentina es más propia, algo que se puede atribuir a la lejanía, al tango, a la proximidad con Brasil?

-¿Sigue existiendo en España ese apego a lo anglosajón?

-No. En los 80 todos queríamos ser modernos y lo moderno era parecerse a Inglaterra. En los 90 hubo una saturación en el contenido y estilo anglosajón, y un orgullo por las raíces, algo que muy bueno.

-Dejando a un lado la modestia, ¿qué cree que ha aportado a la música española?

-Supongo que en dos etapas aporté un granito, o un castillo de arena, a un cambio que se iba a producir de todas formas. Lo que sí consigue Tequila es conseguir que el rock español sea rentable.